Capítulo 37

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—¿Seguro que aquí venden ropa para embarazadas?— le pregunte a Chaz mirando la enorme tienda. El asintió y tomo mi mano.

—Ya he venido aquí antes, tranquila.

No pude evitar sentir curiosidad. ¿Con quién? ¿A caso mentía con lo de que no tenía esposa? Eso faltaba.

—Dijiste que no tenías esposa ni hijos y no creo que la ropa sea para ti.— dije y él soltó una carcajada. Nos paramos frente a un mostrador, detrás de este había una mujer la cual estaba viendo unos papeles.

—Es así, no te he mentido. No tengo esposa y menos hijos. Había venido con mi hermana.— asentí comprendiendo.— Disculpe.— Chaz llamo la atención de la señora. Ella alzo la mirada.

—¿Sí?

—¿La sección de ropa para embarazadas?— le preguntó y alce una de mis cejas.

—¿Qué no sabías?— le susurre interrogativa. Él se encogió de hombros.

—Bueno, solo tal vez la traje hasta la entrada... ¿Dónde está?— le volvió a preguntar a la señora.

Ella me miro fijamente y luego miro mi barriga. Seguido abrió la boca ligeramente sorprendida. Y bueno, me tenía que ir acostumbrando a este tipo de miradas. Este era justamente el momento en el que odiaba aparentar mi edad.

—Pasillo veintidós.— señalo con su dedo.

—Gracias.— le agradecimos. Ella asintió y comenzamos a caminar.

—Tan joven y embarazada. Así es como se arruinan la vida, por andar de regaladas abriendo las piernas.— se escucho un murmullo atrás de nosotros.

Deje de caminar y voltee soltándome de la mano de Chaz. ¿Y esta vieja metiche qué?

—¿Disculpe señora?— le pregunte con una sonrisa totalmente falsa. Ella rápidamente negó.

—No he dicho nada señorita.

—Claro, como no.— solté sarcástica.— La escuche perfectamente. ¿Qué ahora no se atreve a decírmelo en cara?

—No dije nada señorita, así que por favor vaya a buscar su ropa de embarazada. No quiero armar un escándalo.

—Madison, tranquila.— me dijo Chaz mientras tomaba mi mano nuevamente.

—No Chaz, esta señora sí que me va a escuchar. Ella no tiene por qué andar diciendo que soy una regalada así por así. Ella no sabe nada sobre mí.— espete claramente enojada por aquel comentario.

—¿Te llamo regalada?— preguntó Chaz sorprendido. Al parecer no había escuchado bien.

—Lo hizo.

—Con todo respeto señora usted no tiene por qué llamar a mi novia de esa forma por el simple hecho de estar embarazada. No sabe cómo paso ni en qué circunstancias. Así que por favor solo limítese a hacer su trabajo y no sea metiche.

La mujer solo se quedo de boca abierta ante aquellas palabras. Chaz sí que sabía cómo regañar educadamente. Me gustaba. Sin más jalo de mí y caminamos hasta el pasillo donde se encontraba la ropa.

—Gracias por eso.— le agradecí con una sonrisa.— Pero yo también podía defenderme sola.

—No, tenía que hacerlo. Esa mujer no tiene por qué comentar en cosas que no les competen.— frunció levemente el ceño. Se veía totalmente adorable, así como un pequeño bebé confundido.

—Te miras tierno con el ceño fruncido.— le dije y el rápidamente se sonrojo.— Aw, te acabas de sonrojar.— apreté levemente sus mejillas.— Eres un bebito hermoso.

Pregnant ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora