Capítulo 47

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Justin.

Amelia me había sido infiel. Debía admitir que estaba un tanto sorprendido, lo menos que esperaba era algo así, aunque después de todo, con toda la situación, pasaba a la lista cero comparado con todos los líos que tenía encima. Yo no era el más indicado en estos momentos para victimizarme y montar escándalo. Había metido la pata de primero. Seguramente era una señal del universo. Es lo menos que merecía de su parte.

Al menos me quita un poco de culpa.

Sí, aunque suene así de mal. Así lo veía.

—¿Estas lista?— le pregunte a Madison. Ella se encogió de hombros.

—No es como si tuviera opción.— dijo mientras abría la puerta de casa.

Todo estaba silencioso, como se debía de suponer. Deje las maletas de Madison en una esquina de la sala y tome su mano la cual sudaba levemente por el nerviosismo.

—Tranquila, todo saldrá bien.— murmure y bese su frente.

—Eso espero.— susurró y miro las escaleras.— ¿Dónde están todos?— iba a responder, pero al segundo de abrir mi boca apareció Amelia bajando las escaleras.

—Justin, amor.— sonrió al verme, hice una mueca. Su sonrisa desapareció rápidamente al ver a Madison. Se acercó a mí envolviendo sus brazos en mi cuello y depositando un exagerado beso en mis labios. Rápidamente me separe y ella me miro interrogante. Madison solo frunció el ceño.— Estaba preocupada por ti, llame varias veces a tu celular, pero solo salía el buzón. ¿Dónde estabas?— cuestionó. Quite sus manos de mi cuello y hable.

—Tenemos que hablar.

—Si es por lo de hace rato, lo siento, pero sabes que si tenía razón. Así que solo dejemos eso en...— la interrumpí.

—No es eso Amelia.— ella me miro confundida.— Madison, sube a tu habitación.— vi su intención de protestar así que me adelante.— Sin discusiones, solo ve.— comenzó a subir las escaleras no sin antes darme una mirada fulminante.

—Gracias, me molestaba su presencia.— comento mientras rodaba los ojos.— ¿Qué quieres hablar cariño?

—Siéntate.— le dije una vez que tome asiento en uno de los muebles. Ella hizo lo que le pedí y se quedo mirándome fijamente.

Silencio. Era lo único que abarcaba la habitación.

—¿Entonces?

Bueno, aquí íbamos.

—Mira Amelia...— comencé.— Lo que te diré es algo delicado, por lo que te pediré que no te alteres y menos que hagas lo primero que se te pase por la cabeza. ¿Lo entiendes?— ella soltó una carcajada.— Te conozco demasiado bien y se la manera en la que reaccionas cuando algo no es de tu agrado.

Y si, ella literalmente se volvía loca, creo que no es novedad porque ya lo había comentado anteriormente.

—Por Dios, ni que fuera una loca tampoco.

—Eso siempre dices y al final siempre sale alguien lastimado.— dije mientras recordaba aquel día en casa de Miranda, su ex mejor amiga.— Solo promételo.

—Bien, cómo sea. ¿Quieres llegar al punto?— alzo una de sus delgadas cejas.

—Lo menos que quería era lastimarlos. Paso y supongo que con el tiempo las cosas solo fueron surgiendo entre nosotros. Era como mientras más tratáramos de evitar el sentimiento, más crecía. No mando en el corazón. Te quiero, no lo voy a negar, pero no siento que sea lo mismo, al menos no de mi parte.— solté yendo al punto. No iba a ganar nada decorándolo con rosas y arcoíris. Ella solo me miraba atenta como si tratara de asimilar cada una de las palabras que decía.— Sin duda, te prometo que no eres tú, soy yo.

Pregnant ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora