Capítulo 45

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Justin.

Apreté el piso número 3, espere unos segundos y el ascensor se detuvo, baje de el. Comencé a buscar con la mirada el apartamento D, caminé hasta el final del pasillo y allí estaba. Comencé a tocar el timbre varias veces, a los segundos salió Madelin. Frunció el ceño al verme.

—¿Señor Bieber?— preguntó bajito un tanto sorprendida.

—¿Dónde está Madison?

No iba a ir con rodeos.

—No lo sé.— espetó y gruñí a lo bajo.

—Sé que está aquí.

—¿Qué mierda haces aquí? Ya la has lastimado lo suficiente. ¿Qué con eso no te basta?

—No sabes nada sobre nosotros.

—Créeme, se lo suficiente para saber que eres un hijo de puta.— soltó con una sonrisa hipócrita.— Así que hazme el favor y desaparece tu blanco culo de mi apartamento.— iba a cerrar la puerta en mis narices, pero se lo impedí.

—Déjame pasar.— hable con voz demandante. Ella rodó los ojos y se me quedo mirando fijamente.

—Conmigo no funciona, yo a ti no te tengo miedo.— respondió de la misma forma. Está chica tenía carácter.—  Y ya te lo he dicho, no me hagas llamar a seguridad. Lárgate de aquí.

Solté una carcajada sin humor. ¿Me estaba amenazando?

—Inténtalo, soy Justin Bieber.— me encogí de hombros.

Eso siempre funcionaba.

—Y yo Madelin Styles. Vete a la mierda.

Iba a responderle, pero lo pensé, seguir peleando con esta niña no me ayudaría en nada.

—Mira amiga de Madison, yo a ti no tengo que por qué darte explicaciones de nada. Necesito hablar con ella, tengo que arreglar varios asuntos con ella. Así que si serías tan amable, muévete de la puerta y déjame pasar. ¿Quieres?— le dije con el tono más amable que me pude permitir.

Ella alzo una de sus cejas y negó. ¿Era en serio? Estaba acabando con mi poca paciencia. La iba a tomar entre mis brazos para moverla, pero ella al ver mi movimiento me dio una palmada en una de las manos y mordió mi hombro. ¿Qué mierda? Gruñí, era una jodida salvaje.

—¿Qué te ocurre niñata?— sobe mi hombro levemente. ¿Era carnívora? Mordía fuerte.

—Mira empresario riquito de quinta, te dejare pasar porque sé que aparte de ser su tristeza también eres su felicidad, pero te lo advertiré.— me señalo mientras me tomaba del cuello y me miraba fijamente.— Si vuelvo a ver a Madison sufriendo por ti, ten por seguro que no lo pensare y te castrare con una cuchara caliente. Y hablo muy en serio, mis raíces son dominicanas.

¿Estaba escuchando bien? ¿Una cuchara caliente? ¿Qué clase de amigos tenía Madison?

—Ahora, no más juegos Bieber. Ve por ella, está en el living.

—Gracias.— me limite a decir una vez que me dejo pasar.

—Allí.— señalo y camine hasta donde se suponía que era el living.

Entre y allí habían varios muebles, en uno de ellos se encontraba Madison acostada. Me acerqué a ella y me puse de cuclillas quedando cara a cara. Sonreí al verla, se veía tan pacífica y dulce. Tan diferente a la Madison que solía ver siempre. ¿Qué me habías hecho pequeña?

—Niña...— susurre y comencé a acariciar su pelo quitando algunos mechones que caían por su rostro.— Vamos mi niña, despierta. Necesito hablar contigo.— la moví levemente y ella soltó un quejido.

Pregnant ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora