Una vez que termine de comer tome todos los platos para llevarlos hacia el lava trastes. Una vez allí comencé a echar los restos de comida al cubo de la basura. Alguien tenía que ayudar tan siquiera un poquito a la nana.
—Así que resulto siendo verdad que el niño que llevas es de mi marido.— la voz de Amelia resonó por toda la cocina.
Jesús, regálame un poco de paciencia, por favor.
—¿Qué ya no te fue suficiente por hoy Amelia?— ni me limite a mirarla y seguí en lo mío.
—Tenía una más mínima esperanza de que todo esto al final fuera una mentira. Es más que obvio lo que eres, una perra.
Apreté fuertemente el plato que tenía en mano y respire. Está mujer era una víbora. Yo no la estaba provocando, ella siempre me buscaba líos.
—Creo que no sabes el significado de la palabra.— murmure entre dientes.
—Una mujer que se mete con maridos ajenos. En tú caso ni siquiera llegas a ello, así que una jodida niña.
—Buen vocabulario señora Bieber, felicidades.
—Me alegro de que te quede claro quién soy, perra.— me sonrió hipócritamente.
Esta situación estaba comenzando a cansarme. ¿Quién se creía esta para hablarme así?
—Ya basta Amelia, estas colmando mi paciencia. Basta. No soy ninguna perra. ¿Captas eso?— espete.
—Solo digo la verdad, porque...— se quedo calla unos segundos y miro mi cuello con curiosidad. ¿Qué? Toque rápidamente aquella zona tratando de tapar lo que había allí. Oh mierda, la marca que me hizo el imbécil de Justin tuvo que hacerse más notoria.— Después dices que no eres ninguna perra cariño.— soltó una carcajada y señalo mi cuello.— Te embarazaste de un hombre casado y aun así te acuestas con otro.— espetó mirándome con asco.
Entonces yo me tenía que aguantar todas estas escenitas por aquel imbécil. Genial, no.
Si tan solo supieras modelito de cuarta.
—No es como si te tuviera que dar explicaciones de mi vida privada. Pero para tu información, yo no me he acostado con otro.
—¿Y yo me chupo el dedo no?— soltó sarcásticamente.— ¿Me dirás que eso no es un chupón?
—No me he acostado con nadie.— volví a repetir ya llegando a mi limite. ¿Está mujer no se cansaba del mismo parloteo?
—Claro, entonces. ¿Fue un vampiro?
—No tengo por qué darte explicaciones.— me encogí de hombros.
Ella iba a responder, pero Justin la interrumpió entrando a la cocina.
—Amor, ya déjala. No vale la pena seguir discutiendo con ella. Mejor vamos a dormir.— le dijo mientras la tomaba de la cintura y dejaba un suave beso en su mejilla. Ella sonrió.
Fruncí el ceño y mire a Justin confundida.
¿Qué mosquito le había picado a este?
—Tranquilo mi amor, solo le estaba dando la enhorabuena a Madison, será madre. Ya subo.— Justin asintió no muy convencido y salió.— Termino el juego niña, gane.— me guiño el ojo y tomo el mismo camino de Justin.
Sentí como mis ojos comenzaron a cristalizarse y mordí mi labio inferior tratando de calmarme. Tenía que ser una jodida broma.
—No te preocupes, saldremos de está, lo prometo.—susurre mientras acariciaba levemente mi abdomen ya abultado.