XXXXXIV. - Consejos Sabios de Una Anciana

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"Nadie tiene derecho a opinar sobre tú persona cuando tú eres el único con tu juicio propio que deberá de saber sí esta mal tu comportamiento, o no."

Después de horas de meditar en la cama, de acomodarme de las mil maneras posibles para poder dormir sonó mi alarma. Como quisiera aplastarla ahorita, no tengo ganas de nada y estoy de mal humor. Me tape con la cobija la cara después de apagar la maldita alarma, trate de cerrar los ojos y poder dormir, aunque sea un poco por favor.

"En mis sueños, Ily me miraba con desprecio, yo me arranqué el corazón del pecho y quise entregárselo por que la amaba, pero ella sólo se dio la media vuelta.

Ni porque le suplique que se quedará se detuvo.

Continuo simplemente caminando hasta desaparecer."

Me levante asustado y empapado de sudor, mire a mi alrededor y me di cuenta de que eran las 10 de la mañana, mi fénix estaba en la jaula durmiendo y también se levantó asustado por cómo me desperté. Comenzó a alborotarse y hacer ruidos pues quería que le abriera la jaula.

- Ya voy, tranquilo.

Me levante y le abrí la jaula, salió volando y comenzó a inspeccionarme que no me hubiera pasado algo, sonreí por su preocupación, estos animales son demasiado sobreprotectores y empáticos.

- No tengo nada, sólo fue una pesadilla.

Lo tome y lo abrace para acariciarle la cabeza con cuidado, él se tranquilizo y se acomodo mejor.

Escuche mucho ruido abajo y se me hizo muy extraño, normalmente mi padre no tiene piedad con los horarios y no me ha venido a levantar. Sali de mi habitación y me dirigí al origen del ruido, vaya que me llevé una sorpresa. En el jardín estaban haciendo un invernadero especial y a uno lado estaban construyendo otra cosa, estaban muy apurados todo mundo iban de un lado a otro, cuanto bullicio.

Me regrese al comedor para encontrar a Sthorm, Sean, mi papá, Tiempo y un grupo de 2 personas más, creo que una de ellas era el psicólogo de la vez pasada. En cuanto entre todo mundo se callo y me miro, eso fue extraño.

- Buenos días mi querido Brainius. - Tiempo me saludo sonriente igual que siempre.

- Buen día Tiempo. - como seguía cargando a mi pollo me acerque con cuidado, no quería molestarlo. - Buenos días, padre.

- Buenos días, hijo.

- ¿Por qué no me levantaste?

- Eso...- Sean iba a hablar, pero Sthorm lo miro muy mal y él se calló.

- Supongo que nosotros nos retiramos por ahora, con su permiso. - Sthorm dijo mientras se paraba y jalaba a Sean a la salida, las dos personas también se retiraron.

- ¿Y bien? - le pregunte a mi padre después de ese momento verdaderamente extraño.

- ¿Dormiste bien, lo suficiente?

Me quede en silencio por su pregunta.

- De pura casualidad, ¿tú sabias que ayer no dormí casi? - el me miraba fijamente. - supongo que eso es un sí.

- Es mas que claro mi querido niño que tu padre conozca todo acerca de ti, incluso lo que aún no le das nombre. - mire a tiempo confundido por sus palabras.

- Si, descanse algo. - les dije a ambos de la manera más suave posible. - la verdad me duele la cabeza, tengo más humor y quiero comer.

- Tráele sus platos favoritos y postres, por favor.

Un Ángel Sin Nombre (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora