XXXXXVI. - Tres Manzanas y Tres Peras

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"A ti que siempre estuviste al pendiente de mí, quiero que sepas que jamás pude mentirte, por eso siempre busque la manera en la que puedas perdonar mi error..."

Fue un día sumamente horrible, no quise estar como si no hubiera pasado nada entre los dos y ella lo acepto de cierta manera, pero ahora viene lo más difícil del día.

Para ello decidí pasar al mercado, compré únicamente tres peras y tres manzanas. Camine a mi casa lo más rápido que pude y llegue directamente a la cocine. Como no había nadie por ahorita aproveche para hacer mi malvado plan, voy a hacer un pay, no, un pan con fruta, ¿un yogurt no me sale mejor?

- ¿Qué está haciendo aquí joven Brainius? - la voz de la cocinera me asusto por lo que termine soltando la bolsa con mi compra.

- Eh, yo. - me quede en silencio tratando de procesar que decirle.

- ¿Tiene hambre? ¿Desea que le prepare algo?

- Yo...- negué con la cabeza y por fin reaccioné. - quiero cocinar un postre con manzana y pera. - la señora me miro extrañada, no es común que yo entre a la cocina y quiera hacer algo si porque sí. Es la primera vez que pasa la verdad.

- ¿Puedo saber a qué se debe? - me pregunto completamente intrigada y la verdad no la culpo. Suspire y le hable apenado.

- He hecho algo de lo que estoy seguro mi padre no estará muy feliz y quiero hacer algo por él para disminuir un poco su enojo.

- ¿Quiere chantajearlo? - la señora me miro horrorizada.

- No, no quiero eso.

- Eso es lo que se ve a simple vista joven.

Me quede pensando por un rato y la verdad, no tiene ni una pizca de sentido que quiera cocinarle algo así nada más, digo siempre me la paso inventando, pero no algo así. Negue con la cabeza y tome las frutas que compre.

- Gracias, pero creo que tiene razón, no debería hacer nada de eso. - la señora me miro un poco confundida.

- No le he negado que le enseñe, al contrario, joven estoy para servirle.

- Es que...

- Entiendo perfectamente bien que su relación con su padre sea algo complicada. - se acercó a mi y me tomo de los hombros, me sonrió y me hablo como si fuera mi madre. - sé que quizás quiera arreglar algo que hizo mal, pero esta no es la solución joven, debe de hacerle algo que a usted mismo le nazca y se vea su propia dedicación y personalidad plasmada.

Sus palabras me tocaron en lo más profundo del corazón, además de que es la primera vez que alguien me trata con tanta amabilidad en esta casa de la servidumbre. Sonreí y tomé sus manos.

- Muchas gracias por el consejo, señora...

- Niula, ese es mi nombre.

- ¿Cuántos años tiene señora? - le pregunte intrigado, se veía demasiado joven a comparación de las demás.

- Tengo 22 años joven Brainius. - la mire horrorizado por su edad.

- ¿Qué hace trabajando en el palacio siendo tan joven? - ella me miro apenada.

- Yo me embarace a temprana edad, mi marido y yo nos vimos en la necesidad de independizarnos y buscar un trabajo bueno, además de que sea estable es por ello por lo que termine aquí.

- Oh...- me rasque la cabeza apenado y baje un poco la voz. - lo siento, no debí indagar en sus asuntos privados.

- No tiene de que disculparse, al contrario, yo soy la que he querido contarle eso, además fue mi decisión tener a mi hijo y criarlo con amor, no estoy inconforme para nada con mi vida así que no sienta pena.

La mire triste por su situación, pensar que no es la única que no puede acabar de estudiar o tener tan siquiera el derecho a la escuela, aquí no son machistas en los hogares y la diplomacia de este reino ha provocado que sea bueno para vivir y próspero, pero eso no quita el hecho de que aun existan personas que tengan bajos recursos.

- Gracias, creo que solo cortare en rebanadas la fruta y ya.

- Puede echarles un poco de miel encima para que se endulcen y sepan mejor.

- Oh, no lo sabía.

Preparé mi fruta en el plato y me dirigí a la oficina del jefe para la charla que viene. No mentiré diciendo que estaba tranquilo, todo lo contrario, me temblaba el plato. Me acerque a la puerta y toque despacio.

- Adelante. - me contesto la voz de mi serio padre, serio, pero no amargado.

- Con permiso. - le sonreí chueco cuando entre, el miro su reloj y me miro confundido.

- ¿Qué haces aquí? ¿No se supone que tienes que ir a la biblioteca de los mundos hoy?

- Lo sé, pero quería hablar con usted de algo importante. - alzo una ceja cuando dije "usted" supongo que sabe que es algo malo. - ¿Puedo tomar asiento padre?

- Adelante, siéntate. - seguí su orden y me senté enfrente de su escritorio, coloque el plato sobre este y lo empuje despacio hacia él.

- Te preparé esto, lo hice con un poco de ayuda, pero yo lo hice. - le sonreí un poco más grande, él se quedó observándome completamente serio, yo suspire y lo mire apenado. - por favor, no te enojes conmigo.

- ¿Por qué habría de enojarme con mi hijo?

- Es que...- tome aire y lo mire a los ojos. - hable con Ily...

- Aja.

- Y pues ella realmente me ignoro en la mañana. - mi papá cambio su rostro de serio a un poco molesto. - y yo me enoje mucho, fui a la cafetería y le arroje en la mesa lo que había preparado para ella, le. Yo le hable fuerte y claro sobre que si iba a actuar de esa manera debíamos terminar... Y... Y yo. - no pude controlar mis sentimientos enfrente de mi padre y comencé a sollozar sin querer. - Yo me fui al patio a leer y ella comenzó a decirme que ¿por qué actuaba de esa manera?, y luego. - solté un sollozo y ha este punto estaba llorando. - Y yo, yo.

Mi padre se levanto de su silla y camino hacia mi para poderme abrazar, me sobaba la espalda mientras seguía llorando. Pero como se supone que ya soy mayo y no un bebe quise calmarme para continuar hablando.

- Yo, discutí con ella esta ves y le dije que ella no me prestaba atención en lo que hacia por ella ni en como la trataba, que siempre se quejaba en como te trataba a ti, pero yo jamás le falté el respeto a ella. - suspiré y negué con la cabeza. - Le dije que era definitivo en pocas palabras que terminaríamos y ella empezó a llorar, me comenzó a rogar que no la dejara...

Mi padre tomo mi cabeza e hizo que lo mirara, pero no estaba enojado, sus ojos reflejaban dolor y preocupación, dolor por el sufrimiento de un hijo y no saber que puedes hacer para ayudarlo.

- Yo termine aceptándola, ¿estuve mal? - lo mire esperando lo peor, pero el simplemente soltó un suspiro y sonrió.

- ¿Serás feliz con ello?

- No lo sé, siento que me arrepentiré mucho después.

- Hijo. - hizo una pausa y paso sus pulgares por el rastro de mis lágrimas. - haz lo que tu corazón te diga, yo siempre te apoyare en tus decisiones.

Lo abracé nuevamente y seguí sollozando un poco más.

Cuando me calme el se regreso a su asiento y yo estaba sonando me los mocos con un pañuelo, así es yo también saco mocos. Miro divertido el plato con la fruta y me pregunto:

- ¿Por qué una pera y una manzana?

- Porque tu eres la pera y yo soy la manzana verde, toda chiquita y en crecimiento, espero llegar a ser de un verde más fuerte y con carácter igual que tú.

Él se quedo callado por mis palabras y sonrió satisfecho.

- Y lo serás hijo, claro que lo serás.

Un Ángel Sin Nombre (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora