XXXVIII. - Rutina.

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"Si haces algo de diario, a la larga se vuelve costumbre"

Como se me empieza a hacer costumbre, me levanto a las 5 de la mañana, me baño y me arreglo, alimento a mi fénix, le dejó abierta su puerta de la jaula y abro la ventana también, de todas maneras él siempre vuelve en la tarde.

Me bajó a desayunar y me despido de todos para dirigirme en la escuela, debería irme acompañado siempre por alguien, pero como quiero hacer las cosas por mi cuenta, me levanto aún más temprano para evadir a todos, disfruto del ruido de la naturaleza y saludo a los de la aldea que comienzan a colocar sus puestos de venta. La gente es muy trabajadora, suelo ser el primero en llegar a la escuela, así que me siento en mi pupitre y sacó un libro.

Cuando él aula comienza a llenarse presto atención a mi alrededor, realmente no le caigo bien a nadie, pero al menos ya se cuando debo de esquivar los aviones de papel que me caen en la cabeza. El bullying existe desde antes, no lo practiquen es malo, las personas se sienten horrible, obviamente mi etapa de querer caerles bien a todos ya pasó, aterrice en la triste realidad, que no todas las amistades son sinceras, por ejemplo van más de una vez en que me piden invitarlos a mi casa con son de burla, mi padre me negó abruptamente el llevar a gente falsa, me dijo que los peores son aquellos que se te acercan muy cariñosos y luego se van a hablar con otros. Cómo ya se me hace costumbre todo, siempre se molestan el que ignore sus burlas e intentos por humillarme, ya no les causa tanta gracia el aventarme papeles, así que ahora intentan baldes de agua.....

Me dan lástima, ser el mejor en la escuela no me gusta alardearlo, menos desde que Sean vino hace uuuuuu, pensar que ya he pasado mucho tiempo aquí me deja mucho que desear, se siente como si llevara ya toda mi vida.

Por el contrario, como al pobre lo obligan a vigilarme en la escuela, Sthorm en la casa y mi padre en las tardes se podría decir que técnicamente no conozco lo que es la vida privada.

"Pubertad" Es aquella que ocurre cuando cumples los doce años de edad, a veces se atrasa y comienza a los 13, para mí aún no llega, o quizás sí porque también se conoce como la edad de la rebeldía. Trató de dejarle siempre una nota a Sean de que estoy en la escuela para que no le llamen la atención, de hecho el verlo desde que regresó me hizo feliz, al menos sigue con vida, por su carácter pensé que jamás lo volvería a ver...

Como es ya un hecho, timbran la salida y me dirijo hacia ella en donde me espera el pobre desdichado sonriente.

- Hola pequeño, dime ¿qué tal te fue hoy?- bufé y lo mire con aburrimiento.

- Hice exactamente lo mismo que ayer, antier y hace más de una semana.- le conteste con claro cansancio y aburrimiento.

- Bueno pero, ¿al menos estudiaste algo nuevo hoy?

Pensé un poco, mientras me puse mis lentes, así se me olvidaba, tengo problemas con la vista, nada grave.  Chasquee los dedos y le dije alegre.

- Hoy me aventaron un balde de agua mientras comía mi desayuno.

Sean en lugar de sonreír su boca se abrió en o, literal, se rasco la cabeza preocupado y me miró alarmado.

- No te preocupes, como si eso me importara.

Le reste importancia y seguí hacia mi siguiente jornada, la comida y el estudio de Sthorm.

Simplemente lo mismo, algo de historia y lenguas, y todo lo demás que hay que estudiar, dice que tengo una excelente memoria y que sinceramente para mi edad voy muy adelantado pues, casi puedo hablar perfectamente otros dialectos, casi, me falta paciencia.

Luego un baño y a terminar con papá. Son las 5 de la tarde exactamente, hice un pequeño calentamiento y cuando acabe solamente pude ver a mi padre con un gesto de molestia.

- Puedo preguntar ¿y ahora qué  hice?- el negó con su cabeza y me miró con cautela, como si pensara en algo demasiado.

- Creo que ya te he dicho más de cien veces lo que opino a que andes descalzo.

Mire mis pies y los moví en diagonal, infle mis cachetes y lo mire otra vez.

- No quiero discutir sobre eso papá...

- No.- me interrumpió abruptamente y me hablo serio.- creo que hay que darle cierre a esta discusión.

Lo mire con los ojos abiertos, ¿qué me está diciendo?

- Lo que escuchaste, escúchame bien Brainius, solamente tienes dos opciones.

- Ujumm...

- ¿Vez ese volcán de allá?- mire la montaña de fuego que se extendía del lado contrario a la aldea pasando el bosque y lo mire con terror, no te atrevas.- Bueno como ya sabes cuál, solamente puedes elegir entre ir descalzo hasta adentro del volcán, lo más cercano a la lava o puedes ir con unos zapatos especiales que evitarán que sientas molestia alguna.- sonrío con malicia, y cómo no, me siento entre la espada y la pared.- Sí vas descalzo, jamás en toda tu vida te vuelvo a reclamar porque andes así, de lo contrario si no te quieres arriesgar simplemente usa los zapatos.

Me miró orgulloso de su gran hazaña para obligarme a elegir de una vez por todas, yo simplemente me sentí tan retado que levante la mirada y puse cara seria.

- Bien, lo haré.

Mi padre al darse una idea de lo que pensaba, parecía que se retractaba de lo dicho.

- Brainius, ¿porqué  no mejor tomas los zapatos y nos vamos al jardín hoy?- negué con mi cabeza y lo mire con decisión.

- El orgullo y la terquedad son más fuertes que las brasas ardientes del volcán.- me di la media vuelta y le dije.- aún así tarde un día, lo voy a cumplir para que dejes de criticarme por andar descalzo.

El simplemente se quedo perplejo ante mi reacción, puede que sea una estupidez, pero no voy a permitir que me den un reto y no lo cumpla por miedo, esto es extremista pero no permitiré que dañen mí orgullo. Suspiré profundamente y comencé a correr por el bosque para llegar al volcán, por primer vez no me cansé en lo absoluto. Pero, obviamente nadie en su sano juicio caminaría dentro de un volcán descalzó, así que use una hierba y cubrí mi planta del pie, de esa manera disminuiría de gran manera el sentir el calor, es decir, me adormila la planta del pie.

Y comencé a caminar despreocupado, subí hasta lo más alto y bajé. Podría decir que ya adentro, realmente  no sentía el calor y empezaba a sentir el fuego en mis pies, creo que ya me acostumbre a andar descalzo. 

Me tomé mi tiempo y regrese a casa, en el patio estaban Sthorm, mi papá y un grupo de enfermeras. Cuando me vio mi padre, literalmente comenzó a arder, yo simplemente sonreí victorioso,

- Se puede saber en qué demonios pensabas, dime ¿qué ganabas con arriesgarte asi?

Me estaba gritando, no hablando, yo solamente sonreí más grande.

- Gané el que me dejes descalzo por siempre.

Sé quedo callado y justo cuando me hija a reprender le dije.

- Si tú no cumplieras tu parte del trato, ¿qué no se podría decir que es una falta para un dios y un deshonor?

Pese a que estaba molesto, terminó aceptando su derrota, no sin antes reprocharme por mi alocada idea.

Algo así ocurre siempre, ultimada mente descubrí que aunque se moleste demasiado conmigo por amor no pasa de un castigo y un regaño, aunque Sthorm ya le dijo que si sigue así le terminaría volteando siempre el plato. Cosa que he de admitir no es siempre cierta, solamente sigo lo que considero correcto, no abuso de mi poder.

Un Ángel Sin Nombre (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora