c i n c u e n t a y c u a t r o.

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Es media semana, y recién voy llegando de la escuela, nuevamente en casa.

Dejé mi mochila y me voy a la pequeña sala, algo que todos buscamos en esta casa es más espacio, ya que es un hogar muy reducido que nuestro tiradero es notorio.

Cuando llegué ahí, vi a mi hermano sentado en el sillón viendo televisión, muy entretenido con Pocoyo, a pesar de sus 10 años, le sigue gustando, incluso era una de las caricaturas que yo también solía ver desde niña.

¿Es normal que aún le gusten a esa edad? No lo sé, porque a mi me pasó.

— Hola Elliot — saludé pasando enfrente de él, a pesar de no tener la mejor convivencia de hermanos, seguía manteniéndome en mi punto como me lo aconsejó el psicólogo Robert.

— Hola ______ — devolvió extrañamente y esta vez no usó un tono brusco o burlón, normal, pero se le notaba un toque triste.

Confundida, lo veo, y afirmativamente se veía algo preocupado, que hasta terminó apagando la TV, se quedo aún sentado, soltando un suspiro cansado y aburrido, así que por más que tal vez yo le desagrade, me acerqué a él.

— ¿Todo bien? — le pregunté sentándome a su lado y el negó — ¿No? Puedes decirme...

— ¿Por qué lo haría? Si tu me odias luego de lo que te hago — soltó aún más desanimado, ¿el teniéndome miedo? No me lo imagino.

— No te odio — aclaré — Pero es algo que no me agrada, menos si soy de tu sangre Elliot.

— Bueno...— se calmó y se acomodó — Es que extraño a Amber — confesó y fue inevitable sentir ese humo de enojo salir por mi cabeza.

— Ah...eso — dije como si no me hubiera afectado.

— Si....— afirmó, aunque había otra cosa que lo hacía ver inquieto.

— ¿Algo más que quieras decirme? — lo veo fijamente.

— Mamá está enojada conmigo — soltó haciendo un puchero, y sus ojos se veían rojos por haber llorado antes, el es muy apegado a ella y suele afectarle este tipo de cosas.

— ¿Y eso? — cuestioné confusa.

— Es que tuve un examen de matemáticas, pero lo reprobé — me pasó su evaluación que estaba en una mesa.

Lo sostuve y vi el gran cinco que le marcó su maestra de primaria, con ese tono rojizo que todos los alumnos conocen cuando no pasas la materia.

— Esto es muy fácil — mencioné viendo los ejercicios de sumas, restas, y algunas fracciones sencillas, nada comparado a lo que me enseñan en la universidad — ¿Pero por qué? Que yo sepa tu ya lo sabías resolver.

— Si...pero no me concentro — me quitó la hoja — Solo pienso si mamá y papá se van a separar — me vio, esperando a que yo diga algo al respecto.

— No lo harán...ellos tienen sus problemas, pero lo arreglan siempre — lo tranquilicé en ese asunto, pero también me hacía esa cuestión a veces, sus discusiones no han frenado.

— Eso espero — colocó su manos sobre sus rodillas — ¿Quieres jugar? — me preguntó tomándome por sorpresa.

No sé que le hicieron a mí hermano como para que ahora vuelva a acercarse conmigo, me temía que fuera una broma para humillarme o algo así, pero sus ojos eran tan inocentes y sinceros.

— No te haré nada, enserio, perdón...— se disculpó apenado al ver que no respondía.

— ¿Realmente lo sientes? — quise confirmarlo.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora