Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔

t r e c e.

Narra Aidan.

Era inevitable que la preocupación aumentara, mi hermana mencionó que llegaría media hora antes de las siete, pero ya pasó más de la cuenta, espero que nada malo le haya sucedido, o sino me veré obligado en salir a buscarla.

Los minutos continuaron avanzando y no había alguna señal de ella, ni siquiera una llamada o mensaje de texto.

Tomé mi abrigo ya dispuesto en encontrarla y justo cuando acabé de colocármelo la vi entrar por la puerta, disminuyéndome un peso de encima, pero no quitaba el hecho de que me haya asustado por su ausencia.

Lo sé, puede parecer muy sobreprotector de mi parte, pero ella es lo único que me queda.

- Hola hermanito - me saluda cerrando la puerta tras de si.

- No sabes lo tan angustiado que estaba - le reclamo, claro, sin sonar tan duro.

- ¿Angustiado, de qué hablas? - deja su bolso sobre el perchero junto con el saco.

- Dijiste que llegarías antes de lo normal, son casi las ocho de la noche - señalé la hora de mi reloj y solo se ríe como si nada.

- Ay Aidy... - niega enternecida.

- Aidan Jiwoo, Aidan - la corregí, no aceptaba que siguiera nombrándome así.

- Para mí siempre serás el más pequeño - se acercó tomándome de una mejilla con una sonrisa.

- Bueno...¿quieres cenar? - pregunté apartándome lentamente algo incómodo.

Voy a la cocina, y vuelvo a quitarme el abrigo dejándolo en una silla.

- Si, ando hambrienta - entra después de mí - Pero no te preocupes, yo me encargo de hacerlo - abre el refrigerador.

- Has tenido un día largo de trabajo, más ahora que acabas de empezar - me acerqué a donde estaba y la aparté para ponerme frente a toda la comida congelada.

- Tu también tuviste demasiado, sé que trabajas en casa así como en el instituto.

- Lo sé, pero déjame esta vez hacer mi deber - dije finalmente y resulté el ganador - ¿Bien, que te gustaría más, sopa o la pizza que sobró? - la miré.

- No recuerdo haber guardado sopa - niega.

- Pienso hacerlo - propuse.

- Mejor pizza, la compré ayer de urgencia, además no quiero que hagas mucho, te veo muy agotado - menciona preocupada.

- Eso es lo de menos ‐ la veo de reojo en lo que sacaba la comida.

- La pizza será - insistió antes de que me ponga a hacer otra cosa.

- De acuerdo - me di por vencido - ¿Qué tal la venta? ¿Va bien? - saqué la plática.

- Mejor de lo que imaginé ¿Te acuerdas de la chica de la que te hablé la semana pasada?.

- ¿Cuándo fuiste ese día a comprar telas? - recordé y ella asiente, la verdad no me contó demasiado, ni siquiera el nombre de la empleada.

- Ella misma, comenzó a trabajar hoy y deberías ver lo tan entusiasta que es - comenta contenta, me alegraba por ello - Será un buen elemento en la tienda.

- Genial - la felicito.

- Aidan - llama y volví a verla - ¿No has visto el buzón de la casa? llevamos días sin verlo - cierto, lo olvidé.

- Estuve tan ocupado que ni me he acordado, lo veré ahora mismo - anuncié, a lo que ella se opone.

- Me encargaré de eso - dice retirándose.