s e s e n t a y c u a t r o.

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Aidan abrió la puerta de la casa y me permitió pasar antes que él entrando un poco en calor quitándome el frío que me causaba la lluvia, aunque de todos modos no me acomodaba, tengo esa sensación de que ando muy encajosa en donde no me corresponde.

— Mucho mejor — dijo cerrando la puerta, y luego me miró de pies a cabeza para también analizarse así mismo — Tendremos que cambiarnos, ¿te parece si te doy ropa de Trinity? — ofreció y negué al instante.

— No...no creo que sea necesario — traté de convencerlo.

— Estas sucia ________, además no estás bien — insistió y me tomó del hombro — Ven conmigo, para que puedas...entrar en calma.

Dejé que Aidan se adelante y voy tras de él, llevándome hasta una de las habitaciones, la abrió y como era de noche, encendió el interruptor iluminando el cuarto.

— Perdón si no te dije hacia donde veníamos...— fue directo a un armario — Es la recámara de mi hermana, aquí podrás quedarte si quieres...

— ¿Ella...no está? — cuestioné al notar su ausencia.

— Se fue de viaje por unos días, regresará pronto — respondió tranquilo.

— Entiendo...— murmuré — Creo que es demasiado...no debería estar aquí — continué de mal humor, es decir, conmigo misma porque él no tenía la culpa de lo que me estaba sucediendo.

— No te maldigas...— suspiró triste — Recuerda que...eres especial.

Desanimada bajé la mirada, luchando contra mi misma queriendo borrar varios pensamientos insignificantes, espero algún día tener la perspectiva de todas las cosas que Aidan me ha dicho en estos últimos momentos.

— Puedes escoger lo que quieras, tal vez seas de su talla o no sé — él sacó una gran cantidad de ropa colocándola sobre la cama.

No dije nada, solo avancé y agarré lo primero que vi que captó mi atención, algo muy viejo que Trinity no ocupe y que sea muy sencillo, porque en pocas palabras, ella es una mujer muy a la moda, así que estas prendas algo desgastadas es lo que más resalta, la conclusión es que no quiero ocupar cosas de prestigio.

— Gra-cia-s Ai-dan— dije muy apenada evitando verlo.

— No es nada...— negó y se paró en la puerta dejándome a media recámara — Yo también iré a cambiarme, si quieres, puedes meter tu ropa a la lavadora luego de bañarte.... y cuando se seque puedes cambiártela por si no te gusta usar lo ajeno — aconsejó y asentí tranquila de ello.

— Claro — pronuncié vagamente.

— Estaré en el comedor si necesitas algo.

Esperé a que cerrara por completo la habitación, consiguiendo la poca paz que me queda en estos tiempos difíciles. Desorientada voy al baño, y hago todo lo que tenga que hacer, como asearme.

Terminé de colocarme un suéter rayado de Trinity, que por cierto, me quedaba un poco...grande, tal vez por la estatura, ya que es más alta que yo por lo que veía. Tardé en secarme el cabello hasta conseguir quitar la humedad con una toalla, y por fin salgo junto con mi ropa sucia en manos.

Cuando estaba en la sala, justo allí estaba Aidan ya cambiado, sentado en el comedor viendo algunos documentos, cuando me oyó caminar, no tardó en verme, expresando un pequeño gesto de compasión.

— ¿Dónde está la lavadora? — pregunté luego de haber intercambiado miradas.

— En la cocina hay otra puerta que te lleva a un cuarto más pequeño, ahí es especial para ropa — indicó.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora