s e s e n t a y o c h o.

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Narra Aidan.

— Aidan, por favor abre, llevas todo el día encerrado — tocó la puerta Trinity.

— Un momento — contesté malhumorado.

Rápido me apresuré en tomar las pastillas para poder relajarme, haciendo que pasen por mi garganta de forma instantánea. Escondí el frasco debajo del colchón de mi cama, pongo un semblante en mi rostro normal y por fin le abro.

— ¿Necesitas algo? — cuestioné viéndola de malas, espero que estas capsulas no tarden en hacer efecto.

— Claro que si — dijo de una manera mandona y entró al cuarto sin mi autorización, de todas maneras no la detengo — Y es hablar contigo.

— Bien...— me susurré para no perder la paciencia — ¿Sobre qué...? — le pregunté sin saber que tema en específico.

— Estos días has faltado al trabajo, y te la pasas encerrado en el cuarto, no haces más que salir por agua — reclamó preocupada.

— Mira..— me senté en la cama restregándome la cara — Yo...estoy muy agotado, no quiero conversar de eso, solo es....cansancio desánimo, nada fuera de lo común — trato de calmarla y ahuyentarla.

— ¿Crees que con eso me iré? — se cruzó de brazos — Aidan...no estás bien, desde que llegué sentí la tensión, y algo me dice que _______ está incluida.

— ¿Y eso qué? — fingí indiferencia en el caso.

— Pues que todo está conectado, _______ me avisó esta mañana que faltará una semana para trabajar, y apuesto que es porque sucedió algo entre ustedes dos — informó acercándose a mí.

— ¿Por qué relacionas todo lo que tenga que ver con ella? Solo es una chica — hago lo que puedo para protegerme, pero solo lograba verme como un patán.

— Aidan — llamó de una manera pacífica, y se sentó a mi lado — Soy tu hermana, no una desconocida, y sabes que no me puedes esconder nada — pronunció de forma melancólica, porque tenemos tiempo algo distanciados a pesar de estar bajo un mismo techo.

— Lo siento — susurré con una fuerte incomodidad — Nada está bien, no estoy bien...— dije desesperadamente buscando la buena autoridad sobre mí.

— Por eso estoy aquí… — me tomó del hombro — Porque te quiero…

— Yo....— sentí mi garganta arder — No me quiero sentir así, ya no más...eché todo a perder de nuevo — la veo con desilusión.

— Puedes desahogarte, yo te escucho...— me animó para que le contará mis problemas.

Tardé largos segundos para sacarlo todo, tenerlo oculto me daba un coraje todavía, haber hecho algo que nunca debí hacer, pero lamentablemente no me arrepiento, pero detesto este deseo de nunca existir.

— Creo que la perdí...— empecé refiriéndome a ella.

— ¿______? — asentí a eso.

— El viernes pasado...ella tuvo una situación fuerte...su madre...con todo lo que te he dicho siempre tuvo una contra con ______, el caso es que....la corrió de la casa — conté el primer detalle.

— Que horror con esa señora — negó con total molestia — ¿Y luego?...— me dejó proseguir.

— Cuando me enteré...fui a buscarla, y la encontré en un lugar sólido — las imágenes se reproducían en mi mente — Sentí que era mi momento de volver a darle palabras de aliento, motivarla después de todo, no sabes lo aterrada que estaba.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora