c u a r e n t a.

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Abro mis ojos lentamente, y tardé unos segundos en poder estar en todos mis sentidos, observé la hora en mi reloj que marcaba la una de la mañana, e incluso oía como la lluvia no dejaba de cesar, pero no solo eso, sino que también los truenos estaban comenzando.

Me quedé en la cama aún acostada viendo hacia el techo, y a pesar de que seguía oscuro podía ver algo de claridad con la luz de los relámpagos.

Intenté conciliar una vez más el sueño, pero me era imposible cerrar los ojos y perderme, no quería desvelarme de esta forma, aunque mañana ya es sábado con un fin de semana algo libre, pero tengo planes para levantarme temprano, sobretodo por tener al profesor aquí en casa, haciendo que me cuestione en como estará en estos precisos momentos.

Decido entrar al baño para al menos refrescar mi rostro con agua, cuando iba a meterme unos gritos fuertes empezaron a escucharse de repente, como si alguien estuviera a punto de ser matado, mi susto era tan fuerte que mi corazón empezó a acelerarse frenéticamente y como estaba en plena oscuridad, choqué con unas cosas tirándolas.

Caí en cuenta que no eran gritos de una persona cualquiera, sino de....el profesor.

Varias ideas se me vinieron a la cabeza, no lo sé, asaltantes o intrusos invadiendo la casa con intenciones de atacarlo, era demasiado que no pensaba bien por lo aterrada que me sentía.

Dejé esa cobardía por un lado y tomé mi celular, salgo de la habitación muy atemorizada mientras buscaba los interruptores del pequeño pasillo para iluminar, pero al momento de presionarlos no daba resultado al encender las lámparas, haciendo que me frustre más de la cuenta. Así que tomo la otra alternativa de prender la linterna de mi teléfono, y entré hasta la recámara de mis padres en la que está junto a la mía donde él se encuentra.

Pero al estar adentro de allí, no había nadie atentando, sin embargo, me encontré con la imagen del maestro que se veía muy desesperado entre sus sueños, gritando y llorando desconsoladamente.

Preocupada, dejé las cosas sobre una mesa cerca de la puerta, e inmediatamente corro hacía él para calmarlo.

- ¡Ya basta, déjenme! - exclamó poniéndome muy alterada - ¡Largo, dejen de lastimarme!

- ¡Profesor! - comencé a hablarle para que regrese a la realidad.

- ¡Aléjense! ¡Fuera de aquí! - continuó, causando que su llanto aumentara.

- ¡Profesor! - me acerqué más de lo debido y lo tomé de los hombros sin importar nada.

- ¡No, no, no, no!...- negó ocasionando que me contagie de su tristeza.

No lo había visto así que me era irreconocible, y eso provocaba que internamente me aterrara por la imagen que tengo ante mis ojos.

- ¡Aidan! - me atrevo a nombrarlo gritándole más fuerte luego de sacudirlo.

Al hacerlo, despertó de golpe sentándose en la cama, en la que yo retrocedí por la cercanía que habíamos tomado, soltando una respiración muy agitada.

Mis manos continuaron puestos sobre sus hombros con firmeza, en la que mantuvimos un contacto visual muy duradero donde nunca antes me había sentido con esta manera, tan...extraña, algo que no me daba a saber la respuesta adecuada.

- ¿Está bien? - pregunté entrecortada quitando el momento de silencio, y el negó repetidas veces.

- Lo....lo siento - se disculpó por el incidente tartamudeando.

- ¿Qué...? No tiene nada de que perdonar - intenté calmarlo.

- Todos...todos...no de nuevo - cerró los ojos con fuerza queriendo olvidarse de lo que soñó.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora