s e s e n t a.

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— Lo siento mucho ________ — me miró con pena el doctor Castañeda.

Traté de ahorrarme las ganas de soltar lágrimas, porque eso no va remediar lo que acabo de oír.

Afirmativamente tengo anemia.

— ¿Qué tan avanzada está? — pregunté cabizbaja evitando mirarlo.

— Se detectó que no es tan mayor, pero tampoco es leve lo que tienes, estás en un punto medio, aunque aún así corres un riesgo de pasar a algo grande — informó afectándome más.

Un mal sabor amargo es lo que obtengo, con varias razones para ponerme de este modo, miles de emociones negativos crecen dentro de mí, queriendo dejarlo todo, hacer lo que sea para solucionarlo.

— ¿Qué...qué tengo que hacer? — pregunté luego de haberme quedado en silencio.

— Se vio que tus glóbulos rojos están un poco bien, si llegaste a perder demasiados, pero puedes resistir todavía, en caso de que presentes hemorragias, tendremos que hacerte transfusiones de sangre, por ahora no se ve necesario — comentó viendo los estudios — Pero al parecer... — me miró — Perdiste varias vitaminas por no tener una buena alimentación, así que empezaremos de esta manera — agarró otra hoja para hacer notas — Vamos a medicarte con suplementos de hierro, ya que tienes una carencia mineral, y es vital para tu cuerpo, y también las vitaminas B para contrarrestar los niveles bajos — recetó.

— Ok....— asentí nada conforme de ello.

Medicamentos y más medicamentos, ¿Realmente podré pagar todo eso?.

— Es la manera en la que iniciaremos, y también Dante se va a incluir en el plan, hablaré con él esta tarde sobre tu caso, y será como un enfermero para ti en especial cada vez que vengas a realizar tus tratamientos y te dará indicaciones para que sepas la cantidad de dosis que debes tomar ¿ok? — indicó.

— Si...solo una pregunta — pedí la palabra.

— Adelante — permitió.

— ¿Esto cuánto va durar, que tiempo me llevará? — cuestioné temerosa de su respuesta.

— Depende, como ya todo está analizado, puede llevarse por años, hasta lograr que se desaparezca el problema, no podemos confiarnos — habló severo — No puedo calcular con exactitud, pero será un largo proceso por lo que es lento, y respecto a tus citatorios, tendrás que venir cada tres semanas o cada mes.

— Disculpe si hago muchas preguntas — hablé luego de que terminara de decir las instrucciones — ¿Qué costo tendrá? ¿Será muy caro?....

Hasta debería darme vergüenza por sacar estas preguntas, tocar información sobre el dinero me hacía ver como una coda ambiciosa que no quiere gastar su fortuna.

¿Pero qué tengo yo? Nada, casi la paso sobreviviendo cada semana o días para poder mantenernos bien, nada me asegura que podré tomar el tratamiento de forma adecuada, o que ni siquiera lo inicie.

— Lo...lo siento, olvídelo....— negué con mis ojos empañosos, mejor me evito otra decepción, ya que todo cuesta que ni me alcanza — Solo que mi economía...no es la mejor que digamos — murmuré muy apenada.

— Comprendo....— hace una pausa buscando otra opción — Mira, tengo varios pacientes, tanto fuera como internados, la mayoría de ellos no tienen las mejores oportunidades, así que lo que hacemos en este centro de salud es pedir todo tipo de donaciones, sea dinero, ropa, o juguetes para salvar vidas, así que no te preocupes por el dinero _______, mucha gente que dona dólares ayuda a comprar nuevos medicamentos, y a mejorar la estabilidad del paciente — contó, pero no ayudaba a tranquilizarme del todo.

— Gra-cias — digo poco cortante — ¿Podría...dejar pasar este mes? Es que...necesito hablar con mi familia, y decidir si tomo el tratamiento o no...— pedí, recibiendo una mirada desaprobatoria.

— Entiendo que esto es complicado, pero...si dejas pasar más tiempo, la enfermedad puede empeorar — agregó, en la que sentía que ya lo tenía todo perdido.

— ¿Qué tal con dos semanas? ¿Eso es suficiente? — ofrecí días más cortos.

— Está bien....— asintió rendido, nada convencido — Espero que sea pronto.

— De acuerdo...— cerré el acuerdo y me pongo de pie — Gracias por todo doctor — tomé mi mochila que dejé colgada en la silla.

— No es nada ________, por cierto — me pasó los estudios — Te los puedes llevar si quieres verlos con tranquilidad, supongo que no es lo mismo que alguien más los vea por ti.

— Está bien...— los guardé.

— Y sigue consumiendo bien los medicamentos que te di hace días, eso puede ayudarte en lo que tomas una decisión — recordó.

— Claro, hasta luego — me despido.

— Hasta luego — lo alcanzo a oír luego de cerrar la puerta de su consultorio.

Empiezo a caminar hasta salir por completo del edificio, esta vez me pongo la meta de no tomar el transporte, ya que opté por ir en pie y así tener el tiempo suficiente para pensar con claridad en lo que llegaba a casa, y plantearme la idea de cómo hablar con mis papás.

[•••]

Estaba a unas cuantas cuadras por llegar, en todo el recorrido no hago más que maldecirme y saber en qué momento todo me cayó como un balde de agua fría.

Mentalmente rogaba para que mis padres me oigan con atención, que solo en una ocasión puedan escucharme, preocuparse por mí y unirse conmigo para ganarle a mí anemia, tener su apoyo podría remediarlo todo.

Tragué duro cuando ya me encontraba en la puerta, no tengo en mente decirlo ahorita que recién estoy entrando a la casa, tal vez pueda hacerlo hoy en la noche que no está tardando en caer, o mañana temprano en el desayuno.

Cuando me adentré, extrañamente percibí un ambiente bastante desolado y sólido, no se entendía el porque, pero así se presintió, o era la misma situación de mi salud que me traía muy mal desde que me dieron la noticia.

Antes de irme con ellos, saqué de la mochila los estudios y los dejé sobre un mueble. Ya con las manos vacías sin nada con que cargar, voy hasta la sala, en la que veo a mi madre sentada en el sofá con la cabeza gacha tocándose las sienes, y mí hermano, quien tenía los ojos muy rojos de tanto llorar, ellos estaban ahí, excepto alguien, papá.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora