v e i n t e.

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Los días se han vuelto deprimentes luego de aquella cena con los señores Talabis.

Sobre todo porque han criticado demasiado mis cualidades, tanto físicas como en mi personalidad, convirtiéndome en la nueva burla de cada uno de ellos, y más de mí madre quien no le importaba mí sentir, ocasionando que Elliot se contagie de ese comportamiento.

Inclusive era terrible tener que guardarme el llanto enfrente de ellos donde me comparaban con la poca cosa que soy al lado de Amber.

La insuficiencia me carcome lentamente, viéndome a toda hora en el espejo la variedad de defectos que encuentro, siendo una forma de insultarme.

Maldiciendo una y otra vez, mí cuerpo, mí cara...absolutamente todo, así como mí interior.

Y en otro lado, tampoco podía descartar el problema que cruza mi familia, peleas y discusiones sin sentido por parte de mis padres.

Podía simplemente ignorarlos, seguir pasando desapercibida cada uno de esos sucesos, pensarlo es fácil.

Pero esforzarse resulta lo contrario.

Tener que encerrarme en la habitación haciéndome oídos sordos, evitando oír los gritos de mamá que le dirige a mi padre, mientras los pensamientos negativos me hunden a un profundo pozo de tristeza.

Es desagradable pensar en que hacer para hallar la solución y terminar en un punto que no me lleva a nada.

- ________, ¿estás bien? - pregunta Trinity sacándome de mis pensamientos.

Hoy me tocó trabajar.

- Si...lo siento, disculpe - negué y parpadeo varias veces reincorporándome.

- Ya te he dicho que no me llames de usted, tengo 25 pero no es para tanto - bromeó y reí amargamente, no estaba de ánimos hasta entonces - ¿Segura que todo bien? Te veo cansada - se preocupó.

- Si...es que me dejan tantos trabajos en la universidad y termino muy noche - cubro mi problema con esta excusa.

- Bien...te decía si me acompañas a mí casa para dejar estas prendas, es que son muchas, y necesito que me ayudes a acomodarlas en una habitación - pide agotada, se ve que también ha trabajado duro - Urge hacerle unos arreglos en las costuras y ponerlo en venta la próxima semana - terminó de explicar.

- Em...por supuesto, ¿ahora mismo? - pregunté.

- Así es, solo si puedes claro, pero si tienes otro pendiente en tu casa...- la interrumpo.

- No, no, para eso estoy aquí, con gusto te ayudo - me ofrecí voluntariamente.

- En verdad agradezco tu tiempo, ven, tomaremos un taxi, iba a llamar a mi hermano pero supongo que está trabajando con cosas del colegio.

- ¿Tienes un hermano? - cuestioné curiosa, no me lo había mencionado antes y eso que llevamos casi dos semanas juntas con la tienda.

- Si, tal vez llegando te lo presento, siempre anda en casa frente al computador - metió la ropa en unas bolsas de gran tamaño, y comencé a hacer lo mismo con otra.

- De acuerdo, ¿quieres que llame al taxi o....? - esperé una opción de ella.

- Acabé de llamar a uno, estará en diez minutos, suficiente para ordenar aquí.

Continuamos guardando, hasta lograr meter la ropa por completo, y él taxista llegó.

[•••]

- Es aquí - le dijo al señor parando el paso - Gracias.

Bajamos con las cuatro bolsas, y viéndolo bien, si era mucho como para dejárselo a ella sola, sería muy egoísta de mi parte el no aceptar, y claro, puede que no lo hubiera hecho, porque tengo un ánimo aplastado del que no me dan ganas de hacer algo, pero tampoco puedo pensar solo en mí misma.

Pero lo principal y con más obviedad, es que soy su empleada.

- Adelante - dijo caminando hasta la entrada y pasamos.

Arrinconamos las bolsas en una esquina por lo pesadas que son, y tomamos un corto descanso.

- ¿Gustas algo de tomar? - ofreció.

- Estoy bien, gracias - rechacé amablemente, no quería ser tan aprovechada.

- Bien, creo que es momento de empezar...andando - tomó aire y sujetamos las bolsas.

- ¿Trinity, tan rápido llegaste? Creí que sería más tarde... - oigo una voz masculina a nuestras espaldas.

Dejándome algo paralizada por lo reconocida que me es.

Me giré a verlo lentamente, y como lo sospeché, era el profesor de Gallagher.

Incluso me causó temor el que me viera aquí, de hecho, la vergüenza que pasé con él hace unos días en detención no se me quita, es como si fuera una descarada o no lo sé, pero así me sentía.

Su mirada se mantuvo unos segundos fijada en mí, me puse muy tímida que busqué la forma de esconderme detrás del cuerpo de Trinity, pero resultaría inútil, de cualquier modo me tendría que ver.

- Hermanito, ella es _______, la chica que trabaja conmigo - me presenta, y creo que él se molestó disimuladamente cuando Trinity lo llamó "hermanito".

- Profesor - lo saludé tranquilamente dejándome ver por completo.

- ¿Profesor? - cuestiona Trinity confundida.

- Es una de mis alumnas - le aclaró.

- Oh...- se asombra viéndonos rápidamente - Asombroso - asiente alegre.

- ¿Ustedes?...- él nos señala esperando el porqué estamos aquí.

- Es que le pedí que me ayudara a acomodar la ropa que trajimos - alza las bolsas mostrándoselas - Espero que no sea un problema.

- No, no, está bien...- le resta importancia - Bienvenida - me dijo.

- Igualment....-- callé, dios ¿pero qué pasa con mi mente? los nervios siempre de traicioneros - Digo, gracias - bajé la mirada sintiendo mi rostro arder de la vergüenza.

Una pequeña risa sale de sus labios extrañamente, ya que por lo que recuerdo, en la escuela siempre anda portando una actitud muy recta y seria.

- Bien, estaré aquí en la sala evaluando unos proyectos - avisó él.

- Claro, vamos _______, no quiero atrasarte tanto - pide Trinity y avanzamos hasta unas escaleras para comenzar a subir.

En la habitación, colocamos todo en la cama, como ella tiene dos armarios disponibles, pues cada quien se ocupó de una para llenarlas de ropa, ella ya vería como darle el último toque.

- Sabes, lograste hacer que mi hermano sacara al menos una risa, bueno, yo también lo hago, pero con otras personas es muy cerrado - dice cuando estamos a mitad de la doblada de ropa.

- ¿Enserio? - contesté un poco confundida.

No era una cosa novedosa según para mí, creo que cualquiera puede hacer reír a otra persona, depende.

- Si... bueno, creo que ya sabes como es, siempre lo ves serio ¿no es así? - menciona obvia.

- Eh....si - digo no tan segura, no quería que se me saliera otra tontería como la de hace unos minutos.

- Me gustaría escucharlo así todos los días - su voz cambia drásticamente a uno triste, formando una expresión melancólica en su rostro - Como lo solía ser - terminó suspirando.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora