e p í l o g o.

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4   A Ñ O S   D E S P U É S.


Cerré la puerta de mi habitación individual siendo lo más silenciosa posible, ya que algunos pacientes de aquí como yo se llegaban a irritar de tantos ruidos.

Comencé a andar los pasillos de las instalaciones hasta dar con un teléfono fijo del lugar, la hora de hacer llamadas ya se hizo disponible para mí, por lo que no pierdo la oportunidad de marcar a la casa y conversar lo mínimo con Elliot.

— Odio matemáticas, lo odio, lo odio — farfulló mi hermano luego de saludarnos y haber tomado el rumbo de la conversación hasta este tema.

— No te frustres, solo tienes 14 años, apenas comienzas, además habrán más cosas peores por venir — me reí finalmente oyendo como se molestaba más.

— Gracias por ayudarme — soltó sarcástico.

Aún era inexplicable en como los días nos suelen cambiar, él simplemente dejó de ser un niño a ser un adolescente de casi 15 años, y lo que me calma al momento es que a pesar de que seguimos separados él mismo se guía en su propio camino sin meterse en problemas como los demás de su edad, y hace lo que puede en tener mejores notas aunque la vida nos trajo muchas consecuencias en años anteriores.

— No veo el momento en el que vengas a venir a verme — se quejó frustrado.

— ¿Porqué me extrañas o quieres que sea tu tutora de matemáticas? — bromeo con tanta obviedad.

— Las dos cosas —tomó también la segunda opción.

Era de esperarse.

— Ay Elliot... —  resoplé seriamente — Sabes que sigo en una fuerte rehabilitación, pero ¿qué crees? Me dijeron que estoy por acabarla — conté finalizando de manera animadora.

— Espero que sea así, ha pasado tanto tiempo desde que...papá ya no está — concluyó poco entristecido, pero ya lo estaba superando como yo lo hice.

Pasó el momento en el que él cumplió los 12, donde me di cuenta que era momento de que supiera la verdad y quitarle esa mentira que mamá creó para que le demos la razón a ella de odiar a mi padre.

Afortunadamente eso no pasó.

Fue la etapa más difícil para Elliot, aunque no se lo tomó tan a pecho la noticia de su fallecimiento pero de algún modo le afectó, que hasta tuvimos meses sin hablar por lo mismo.

— ¿Estás solo en casa? — cuestioné dándole vuelta al asunto.

— Si, mamá y la abuela salieron de compras para la comida de hoy, por eso ando limpiando la casa.

— Ya veo — soné incomoda con solo mencionarlas.

—  ¿Detestas a mamá, la odias? — sacó esa pregunta.

— No Elliot...más bien no acepto el comportamiento que nos dio — aclaré.

Es difícil perdonar a las personas, y este es el caso de mi mamá, la perdoné, si, realmente lo hice con el paso de los años, pero eso no significaba que acepté su estilo de vida y su forma de ser hacia mi hermano y yo...solo quise librarme del rencor y dejar de pensar en hacer un desquite con ella.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora