Skogarmaors- Criminales con una marca en el rostro, forasteros aislados que pueden ser asesinados por sus viejos crímenes.
Las negociaciones habían ido bien, pues dos días después del natalicio del Rey Harald encontraron la brecha perfecta entre la embriaguez constante del festejo y consiguieron hablarle del saqueó próximo, extendiéndole la invitación de acompañarlos, con la condición claro está, de compartir el liderazgo de la expedición al mismo nivel que los demás Reyes que los acompañarán.
Y si bien sabían que al regreso se les podría poner en contra, confiaban en su propia fuerza para detenerlo si ese fuera el caso. Pues para cumplir su ambición de ser el rey de toda Noruega debería de derrotarlos a ellos como sucesores del reinado tanto de Ragnar, como de Aslaug y aunque actualmente Laggertha ocupaba ese puesto y sería más fácil conseguirlo mediante un matrimonio con ella, era más que obvio que ninguno lo permitiría, ni siquiera la Escudera lo haría, así que no les quedaba más que confiar.
Y ahí estaban, unos días después de lo planeado, pero con el apoyo del Rey, viejo "compañero" de su padre, dispuestos a volver a sus tierras en los mismos Drakar en los que habían llegado al reino del norte para seguir con sus vidas hasta que el tiempo los favoreciera y pudieran salir a aguas más profundas a cumplir con su deber.
—(Idun) —Solo en ello pensaba Ivar, mejor dicho, en ella. Por fin volvería a verla luego de tantos días alejados, esperaba no hubiera ningún tipo de regresión en su actitud y que en verdad lo estuviese esperando, mas nunca se le pasó por la cabeza el llegar y no encontrarla, justo como estaba pasando
*****
Una semana después de la partida de los hijos de Ragnar al natalicio del Rey Harald Laggertha ya le había enseñado aquellas tácticas de defensa a la joven, por lo que sólo les quedaba el seguirlas practicando. La actual regente de Kattegat agradecía que la obsesión de Ivar aprendiera rápido, por lo que fueron pocos los elementos en sí que tuvo que corregirle, mas no se esperó lo siguiente que sucedió.
Exactamente tres semanas después de que los jóvenes se embarcaron llegó un viejo campesino de las afueras de sus tierras a la sala del rey; un grupo de Skogarmaors, seguramente guerreros desterrados, habían atacado su pequeño asentamiento para saquearlo, matando a hombres y niños, y violando a las mujeres sin importar sus edades, a unas, incluso llevándoselas con ellos.
Laggertha había escuchado su anécdota junto a la Idun frente al fuego y sólo luego de mandar a qué le dieran comida y bebida al hombre que había llegado fue que volteó y centró su atención en la joven a su lado; su rostro inexpresivo no reflejaba ni la mitad de la furia que pudo percibir en ella cuando bajo la mirada a sus costados, encontrándose con sus puños firmemente cerrados y temblando, asumía y aseguraba, por el enojo que seguramente sentía en ese momento.
—¿Que piensas Idun? —preguntó más tarde ese mismo día cuando la encontró, tal cual los días recientes, frente a la cuna de su hijo observándole dormir—. Espero que no en matarlo —dijo al no obtener respuesta ni percibir movimientos de su parte, más el silencio perduró.
—No regresan —dijo luego de un largo silencio, refiriéndose a Ivar y sus hermanos, captando la atención de la Escudera, quién acariciaba al hijo ajeno sobre la ropa que portaba y las telas que lo envolvían.
—Volverán, siempre vuelven, tal como hacia Ragnar al irse y dejarme a su espera —Fue su contestación aún sin apartar sus caricias del bebé frente a ellas.
—Sobre los asaltantes —murmuro la más joven, haciendo que la mujer a su lado centrará su atención en ella ésta vez.
—Mañana enviaré un escuadrón de guerreros y escuderas en su busca, no deben de estar lejos y si llevan rehenes será más fácil encontrarlos.
—Quiero ir —Las palabras de Idun sorprendieron a la actual regente, no es que no las esperará -en algún momento futuro- pero no creyó que sucediera de manera tan próxima.
—No puedo abandonar Kattegat Idun, sin los hijos de Ragnar aquí quedaríamos muy...
—¿Puedo ir? —preguntó al fin, cruzando miradas—. Me has enseñado a pelear, Ivar también, igual sus hermanos —Tragó saliva—. Me se defender —dijo la joven, aparentemente convencida de hacer lo que pedía.
Sus miradas no se despegaron ni una sola vez y Laggertha encontró en la de ella esa decisión y seguridad que guardaba para si misma. Al parecer la cachorra del "Deshuesado" estaba creciendo rápidamente, por lo que sonrió y suspiró en un asentimiento antes de hablar.
—No pelearas Idun —dijo—, una escuadra pequeña de escuderas estarán ahí para defenderte de cualquier ataque ¿te quedó claro? —preguntó y vio en la joven la emoción y aceptación en su gesto.
—Si algo te llegará a pasar Idun la rabia de Ivar acabaría con todos a su alrededor —suspiro—, sabes que no podemos darnos ese lujo —Y la miró mientras apretaba en forma de apoyo su hombro, recibiendo como respuesta un leve asentimiento de la joven, más la unión de sus manos frente a su vientre.
—Nada pasará Laggertha, me haz enseñado bien —dijo al empuñar sus manos juntas.
»Quiero ayudar —murmuró entre dientes, siendo escuchada por la mujer que se había centrado en acariciar al pequeño en la habitación— Nadie...
—Para hacerlo tienes que ser fuerte Idun —respondió Laggertha— ¿Lo eres?
Y la pregunta permaneció en el aire hasta que la muchacha estiró su cuerpo, relajada y llevo una de sus manos hasta el ser que dormía plácidamente frente a ellas.—Si —dijo en su idioma natal y salió de la habitación luego de dejar una suave caricia en el pequeño cuerpo.
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LA MONJA
FanfictionCómo Vikingos han ido saqueando las ciudades cercanas, pero hay algo extraño en este lugar, aún más extraña esa mujer, esa monja. Ivar, al igual que su padre, cayó por un Cristiano, Cristiana en su caso y aún sin saber comunicarse tiene en claro una...