Una puñalada, dos puñaladas, tres puñaladas y el martilleo sonando para la composición de las puertas; una gota de sangre, una salpicadura de sangre, mucha más cayéndole encima, llenándola por completo y el agua siendo arrojada sobre el pescado fresco en uno de los puestos cercanos; un jalón a sus ropas que se hacían tiras; su nombre siendo repetido, una y otra vez, una y otra vez, una y otra y otra y otra vez más y la rigidez en su cuerpo cuando un par de manitas la obligaron a agacharse hasta su altura.
Exhaló profundamente y su vista se enfocó en el ser que a duras penas atraía su atención. Enfocó nuevamente sus sentidos en la realidad que la rodeaba, en las ventas de los comerciantes a su alrededor, los sonidos de los guerreros entrenando o simplemente batallando cerca de ellos; el viento soplando, la brisa del mar y el pequeño ser con el que había salido a las puertas de su hogar a pasar el rato y lo levantó en brazos, permitiendo que éste se sujetará a ella y soltara, por fin, sus faldas al ser llevado en la altura.
—Mamá Si', mamá Si' —Siguió llamando su atención al ser cargado en brazos, pidiendo que lo bajaran nuevamente al suelo con el retorcer de su cuerpo que había sido atraído hasta el rostro femenino.
—Estoy en Kattegat —Se dijo a sí misma al enfocar el pueblo más allá de la entrada en la que se encontraban —(Y estoy con él) —pensó para sí al mirar como, entre tambaleos, el niño corría a su alrededor luego ser nuevamente depositado en el suelo, recogiendo piedras e intentando meterlas a su boca; maravillándose por cada insecto, color o forma que no había dentro de sus habitaciones, queriendo tocarlo todo y exclamando por cada sorpresa nueva.
»Vamos bebé, es hora de comer —dijo y tomó su manita para caminar junto a él e ingresar a la sala del rey.
—¡Dada! —gritó apenas traspasaron la puerta, soltándose de ella y corriendo al encuentro del hombre que siempre lo cargaba —¡Iva' Dada! —repitió al tropezar frente a él y ser detenido por una gran mano de caer, para posteriormente ser alzado y recibido por una gran sonrisa.
—Hijo —Correspondió el saludo Ivar, sentándolo en la mesa justo frente a él.
Idun lo vio correr y ser abrazado, Idun lo vio correr y su mente la llevó a aquel bosque donde perdió nuevamente el control, lo vio llegar hasta Ivar y de pronto una voz la atrajo nuevamente a la realidad.
»¿Estás bien Siv? —Y su mano alzada en su dirección.
—¡Si'! ¡Mamá Si'! —Un par de gritos y la estridente risa del menor.
—Ven aquí —ordenó el ojiazul y ella caminó hacia él en automático—. Estás bien Idun, estás aquí, estás conmigo, estás a salvo —dijo luego de rodear su talle con su mano libre y atraerla hacia él.
—¡Si'!, ¡Dada, Si'! —Y más risas acompañadas por palabras ininteligibles.
Idun se abrazó al cuerpo de Ivar y se sentó a su lado, sólo sintiendo al joven sosegarla con lentas caricias, mientras, su mirada no se despegaba del cuerpo de su hijo quien seguía riendo y jugando con la mano libre del ojiazul mayor que le hacía cosquillas, aumentando su risa.
La batalla había terminado, ese horrible rey había muerto, ella misma lo había matado, no tenía porqué preocuparse. Kattegat estaba siendo reparado y los comerciantes seguían yendo y viniendo para vender sus productos por las calles. Como repetía Ivar en su oído mientras jugaba con su pequeño, <<ella estaba bien>>, <<a su lado>>, <<a salvo>>.
*****
Dos lunas más pasaron cuando la primera caravana en representación de respeto llegó a Kattegat,
El rey Olaf junto a sus excentricidades y unos cuantos Jarl's más llegaron a felicitar a los hermanos por la victoria obtenida por el reinado de Noruega y luego de las presentaciones habituales y las invitaciones a descansar el viaje, justo en medio de la plática que comentaba el futuro de Vestfold, un grito se hizo oír del mismo interior de la sala del rey.
—¿Pero qué es ese escándalo? —Se quejó el rey cuando un estridente lloriqueo le siguió y enseguida la mujer que fue presentada como esposa de Ivar se levantó rumbo a la habitación de la que el ruido se oía al por mayor.
—Aparentemente mi hijo tendrá una gran voz al luchar —sonrió forzadamente el joven "Deshuesado", haciendo reír a sus camaradas por su comentario.
—¡Con que es el hijo del joven Ivar! —Expresó con entusiasmo el calvo rey— Hacen bien al prolongar su estirpe jóvenes Lothbrock —dijo y dejando de lado el llanto que de a poco iba menguando siguieron con la antigua charla.
—Señores —Se levantó Ivar en cuanto el tema dio fin y pasaron a cosas más banales—, coman y beban lo que se les ofrezca, los dejo.
—¿Cómo? ¿El temido "Deshuesado" nos abandonará? ¿Deberíamos buscarle compañía? —Comentó con desdén uno de los Jarl's invitados al verlo levantar con apoyo de su muleta.
—No será necesario —contestó Ivar con su acostumbrada y sádica sonrisa, haciendo correr un escalofrío en el hombre que habló—. Mi hermosa y exótica compañera es con quien iré; además —siguió— me parece que mis hermanos y la reina Laggertha son suficientes como para hacerles compañía —dio fin a su comentario con un asentimiento de cabeza que fue imitado por sus hermanos y la escudera en el lugar principal.
El bullicio de a poco volvió gracias a los comentarios de alguno de sus hermanos y está seguro de haber escuchado al rey Olaf decir que lo mejor para una pareja recién formada era <<No salir de la habitación por un tiempo>>, pues de esa manera se aseguraba uno que <<La mujer se quedara a su lado>>, mas no dio más oído a los comentarios que se suscitaron sobre el tema, pues en la habitación más alejada, donde su hijo dormía, apenas y lograba escuchar en un murmullo inentendible las voces y gritos de los invitados.
—¿Se ha calmado? —preguntó al entrar y ver a su mujer con el niño en brazos.
—No logro hacer que se duerma —respondió ésta, haciéndole ver como el crío, si bien estaba más tranquilo, no paraba de llorar.
—Dame —dijo en cuanto quedo bien sentado y fue como magia para la ex-monja ver como en segundos su hijo se calmaba al estar en los brazos del ojiazul.
—No entiendo —susurró Idun para no despertarlo nuevamente—, si... lo intenté.
—Fui la primera persona que lo calmó —dijo el hombre en el mismo tono—, además —sonrió—, él es igual a ti—observó acariciando sus cabellos bicolor—. Si lograba calmarlo en tu panza, no veo lo raro en hacerlo también fuera de ella —comentó mientras se aseguraba de que el bebé no despertara, por lo que lo siguió arrullando un poco más.
ESTÁS LEYENDO
LA MONJA
FanfictionCómo Vikingos han ido saqueando las ciudades cercanas, pero hay algo extraño en este lugar, aún más extraña esa mujer, esa monja. Ivar, al igual que su padre, cayó por un Cristiano, Cristiana en su caso y aún sin saber comunicarse tiene en claro una...