CAP 24. CAMBIO

1K 113 1
                                    




     —¿Qué está sucediendo madre? —preguntó Bjorn después de ver al menor de sus hermanos salir luego de cruzar unas palabras con la mujer. Quisiera o no, temía la actitud que tendría el "Deshuesado" ahora que, volteando a sus alrededores, se percataba de que no estaba la joven Monja que lo había hechizado por ningún lado.

     —No te preocupes hijo, Ivar sólo va a encontrarse con su joven madre —Dijo Laggertha mientras bajaba el par de escalones que los separaba para poder dar la bienvenida tanto a su hijo, como a sus hermanos.

     »Bienvenidos sean, hijos de Ragnar —Los saludó y abrazó a cada uno de ellos—. Hubo un pequeño altercado en las afueras de Kattegat e Idun fue a hacer frente a los maleantes —dijo—, apenas Ivar lo escuchó salió en busca de su "cachorra", como la llama, pero estoy segura de que se llevará una grata sorpresa al encontrarla —Laggertha terminó de relatar lo sucedido y el porqué de la ausencia de la joven, por lo que los hermanos se relajaron al saber que, al menos, la mujer seguía ahí, con vida.


*****


Ivar vió, a su regreso a Kattegat, como la mujer que había dejado en el lugar ya no era la misma; si bien tanto él como sus hermanos le enseñaban a pelear antes de irse, el quedarse con Laggertha le hizo aprender a defenderse de una forma distinta a la de ellos, con movimientos que él usaba y algunos más propios de alguien que no depende de la fuerza bruta.

     Cuando se fueron ella apenas y soportaba estar en la misma habitación que su hijo, lo sabía aunque suponía que no se había dado cuenta, como es que ella visitaba la habitación del menor y se asomaba brevemente por una rendija en la puerta para observarlo, ahora en cambio, habían entrado ambos a la habitación de la pequeña criatura y mientras el se encargaba de mecerlo en sus brazos ella acariciaba con el mayor cuidado de todos la cabeza del pequeño ser. La observaba aunque ella no se percataba de ello, de reojo entre cada caricia que le era propiciada al bebé que arrullaba y veía en su rostro no sólo una tranquilidad que con él anteriormente no mostraba, sino un cambio en la mirada que indicaba ya no sólo fuerza, sino tal vez, ¿anhelo?

     El bebé durmió en los brazos masculinos luego de babear y sonreírle al hombre que lo cargaba y del que reconocía no sólo en tacto, sino en calor y luego de ser depositado en su cuna, apegarse por última vez a la nueva caricia femenina. Ivar e Idun salieron entonces de la habitación a la que habían llegado sin siquiera limpiar un poco de la sangre en ella, ni deshacerse de la humedad de la ropa que los cubría por haber ingresado anteriormente al río, fue por ello que no le sorprendió al joven deshuesado que al salir y alejarse del fuego en la habitación del infante ella estornudara.

     —¡Achuu! —Tapó con su brazo su boca y de reojo vio cómo Ivar la miraba con una sonrisa un tanto burlona— ¡'chu 'chu! —Estornudó un par de veces más y escuchó la carcajada de Ivar  ante sus "leves" y consecutivos estornudos.

     —Jajajajaja ¿Que ha sido eso? —Seguía riendo el joven, parando sólo cuando vio a la chica a su lado no sólo estornudar un par de veces más, sino tener un rápido escalofrío—. Vamos Idun, es hora de que te quites esa ropa o enfermarse —dijo y con una mano en su espalda y la otra en su inseparable muleta, la invitó a caminar a su lado para llegar a la habitación que compartían.



LA MONJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora