Las cuadrillas de anunciación habían sido enviadas a los reinos vecinos de quienes se esperaba una representación activa en ésta pronta celebración de la holgura de Kattegat.
Ivar, con una mayor emoción que la de su propia Heitkona -quien se dedicaba a observar sorprendida todos los preparativos para lo que ella entendía como su propia "boda"-, se encontraba yendo y viniendo de un lado a otro, a veces con su cachorra al lado, otras simplemente él solo o en compañía de Sigurd o Floki en su mayoría, quienes ayudaban al joven deshuesado a cargar con sus tesoros y a realizar los intercambios pertinentes para que el hijo menor de Ragnar entregará el tradicional Mundr.
Ubbe había quedado como Handsal cuando, luego de la discusión que se tuvo sobre el Brauhlaup que se llevaría a cabo entre los jóvenes, Ivar declaró frente a todos los presentes formalmente que se uniría con Idun, ahora de la familia de Laggertha, por lo que aún siendo hermano del emocionado deshuesado tenía que ser "neutral" en los preparativos de la unión. En teoría, él es quien debería hacerse cargo de que se entregara un Morgengifu correspondiente al valor de la novia y que la familia de ésta hiciera lo mismo con el Heiman filgia, pero siendo sinceros, no estaba seguro de cómo contabilizar los bienes que cada uno debía entregar.
Por un lado estaba su hermano que, casi literalmente, "echaba la casa por la ventana", pues de sus riquezas se deshacía a montones para conseguir lo mejor para su Heitkona; con las más bellas joyas se quedaba, de finas telas y ropajes se hacía, un par de nuevas y mejoradas espadas había mandado a forjar con los más exquisitos herreros de Kattegat, e incluso había escuchado que esclavos y ganado estaba comprando para establecer su propio hogar en las afueras del Reino. Por el otro lado se encontraba Idun, ya no sólo como una esclava liberta -que es como él la habría tomado en un inicio al "ser" de su hermano y de origen extranjero-, recibiendo de parte de Laggertha un terreno fértil donde habitar y en el que su hermano, Bjorn, se estaba encargando de terminar de construir lo que sería su hogar y el de su pronto esposo para posteriormente llenarlo de algunas especias y distintas semillas y aves de corral que asegurarían su supervivencia por sobre los saqueos que llevará a cabo Ivar en el futuro.
Basándose en eso podría decir que Ivar se estaba sobrepasando con el Mundr, pero ¿quién se atrevería a contradecir las acciones del menor y más malhumorado de sus hermanos?, ¿si después de todo desde un inicio se había encargado de mantener, cuidar y ver por la ahora ex-cristiana y su hijo, nombrándolos como suyos? Y, si era sincero, prefería verlo con ese nuevo entusiasmo pintado en su rostro a con aquella máscara de enojo permanente que era originalmente su cara.
*****
En idas y venidas, entre arreglos y regalos, con entrenamientos, enseñanzas y deprecaciones corrieron casi tres lunas, por lo que comenzaron a llegar aquellos invitados de los reinos cercanos al igual que algunos Jarl's con quienes Kattegat tenía relaciones comerciales -o con quienes corrían al saqueo- para la celebración, pero fue la llegada de únicamente uno de ellos lo que tensó el ambiente festivo.
—Pero que hermosa —Fueron las primeras palabras que se le escucharon a los hermanos cuando, en el puerto de Kattegat, se cruzaron con un grupo de escuderas que venían de su entrenamiento-. Tu rostro, belleza, ha sido tocado por la misma diosa Hela —dijo el recién llegado Rey, dispuesto a acariciar a la extraña muchacha antes de ser alejado por un manotazo de la misma—. Perdona mi atrevimiento, soy el Rey Harald y vengo en la comitiva para el supuesto Kaufehe de Ivar, el tan temible "Deshuesado" —Se presentó, riendo ante sus últimas palabras—, espero verte de nuevo —Termino de hablar y luego de pronunciar una reverencia ante ella se dirigió a la sala del rey, donde Bjorn y Sigurd lo esperaban para darle la bienvenida.
Así es, el rey Harald había llegado sólo un día antes de la boda del menor de los hijos de Ragnar, justo cuando éste había ido a comprar un par de esclavos para el Morgengifu a entregar. Y si bien fue recibido con alegría y los honores correspondientes a su estatus junto a su comitiva, al igual que se había hecho con otros Jarl's asistentes, en cuánto se cruzó con la joven Heitkona, se entendió que habría problemas.
—¿Él es... el rey al que visitaron hace unos meses cierto? —Se aventuró a preguntar a Ubbe al encontrarse escondida en el pasillo que daba a su recámara, a punto de ir al trono junto a los demás.
—Es el Rey Harald y su hermano, Halfdan "el Negro" —respondió él, dándole la espalda a la Heitkona y cubriéndola con su cuerpo de las miradas que pudieran llegar desde la sala del Rey—, ambos son fuertes en la guerra y con buenas relaciones, pero Harald... —Detuvo un momento su hablar y perfilando el rostro hacia su brazo derecho recargado en la pared, siguió— Harald es un hombre enamoradizo, capaz de hacer cualquier cosa por la mujer a la que "ama", incluso ir a la guerra por ella —dijo y luego de notar que nadie los miraba, seguir hablando después de voltear su cuerpo hacia ella.
»Tu no sólo eres extranjera, sino diferente y además atractiva, algo que él no había visto jamás; así que por favor Idun —miraba sobre su hombro al hablar, esperando no atraer miradas— no salgas de tu habitación hasta que Ivar vuelva y pueda presentarte ante él como su Heitkona, me encargaré de enviar tus alimentos —dijo y al ver el asentamiento de la joven frente a él dio media vuelta y se fue— (espero que eso sea suficiente para que Harald rechace su deseo naciente ahora que ya la ha visto) —pensó al alejarse.
*****
Para cuando llegó Ivar en lugar de disminuir la tensión fue en aumento, ésta vez no tanto por los cortantes comentarios, comunes en el joven "Deshuesado" -quien se centro en Idun, evitando hacerle frente al hombre visitante a petición de su próxima compañera-, sino más bien por aquellas miradas que el Rey le lanzaba a su Heitkona y los (no tan) ligeros coqueteos y crueles palabras ante la falta de "masculinidad" que se decía reinaba en el menor de los Lothbrock.
—¡Waaahhh!, ¡waaah! —Unos lloriqueos interrumpieron el duelo de miradas que se suscitaba en la sala del rey cuando una esclava llegó con el bebé de Idun en brazos y disipando momentáneamente la tensión al llamar la atención de todos los presentes, Ivar volteó hacia quien lo llevaba y con una sonrisa pidió se lo acercarán.
—Hey deja de llorar, ¿no ves que hay visitas? —Le dijo al pequeño ya en brazos mientras lo acomodaba a su izquierda para que su madre pudiera acariciar su cabeza.
La audiencia se concentró entonces en la pareja que, al frente de todos, se dedicaba a calmar al crío que poco después dejó de llorar gracias al arrullo del hombre que lo cargaba y a las caricias de la mujer a su lado.
—¿Qué es esto? —preguntó entonces Harald de todos los presentes, pues incluso la reina Laggertha había mandado por leche para alimentar al pequeño.
—Esto, Rey Harald y compañeros, es mi hijo —levantó al bebé para que pudieran verlo los visitantes—, su madre es Idun-Heitkona —presumió—, pueden ver los toques de la luna en ambos —dijo y la comitiva entonces se centro en lo bellamente resaltantes que se miraban aquellas marcas pálidas en ambos cuerpos y en el bebé, por su puesto.
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LA MONJA
FanficCómo Vikingos han ido saqueando las ciudades cercanas, pero hay algo extraño en este lugar, aún más extraña esa mujer, esa monja. Ivar, al igual que su padre, cayó por un Cristiano, Cristiana en su caso y aún sin saber comunicarse tiene en claro una...