Las llamas consumían las edificaciones a sus espaldas mientras ellos se dirigían al pueblo cercano.
Sabían que los estarían esperando, pues un par de caballeros habían logrado escapar con la noticia de su llegada hacia el reino colindante, por lo que seguramente una gran cantidad de personas habrían comenzado a huir desde el día anterior, sino es que ese mismo al observar la oscura humareda proveniente del templo.
Una cuadrilla de escuderas y guerreros liderados por Hvitserk se ocupaban de rodear y proteger al hijo de la pareja no muy lejos de la entrada del pueblo mientras, Ivar e Idun se ocupaban de atacar e incendiar las casas más cercanas a ellos, moviéndose sobre el carro de guerra del muchacho, quien seguidamente volvía al lugar sólo para percatarse de que su hijo se encontraba a salvo.
La visión podría ser cruel y despiadada para un niño, mas para él todo lo que miraba era cautivador y sugestivo. La creación del mundo; los truenos de Thor, en sus hachas chocando con las espadas; y la sangre que salpicaba el cuerpo de sus padres, la felicidad de su familia, pues hasta ese día nunca había visto sonreír tan ampliamente a su madre durante tanto tiempo.
—¡Ayuda! ¡Ayuda! —gritaron un grupo de personas acorraladas en el centro del pueblo.
Idun entonces se acercó a ellos, bajando del lado de Ivar, luego de asegurarse de que su hijo seguía bien protegido a las afueras.
—¡Es la infame bruja...! ¡CAMILA! —Se escuchó la voz de alguien que la reconoció.
—Debería de estar muerta —Un murmullo continuo se extendió entre ellos y ella los siguió observando, intimidándolos con su mirada, vestimenta, armas y la sangre que le resbalaba.
—Yo no muero, ni moriré —dijo Idun, recordando las antiguas palabras que su compañero le había dicho y atravesó a quien tenía más cerca.
El grito dado con su antiguo nombre se había escuchado por todo el pueblo aún sobre los sonidos de la matanza, por lo que aquellos que no la recordaban comenzaron a traerla a su memoria.
Era cierto, tiempo atrás nació una extraña niña de una de las mujeres del pueblo. Ésta había crecido en una notable reclusión hasta el momento de ser encerrada en el convento. Su vida acaeció desgracias a su pueblo; y las miradas de todos los jóvenes estaban sobre ella cuando creció. Aún la recordaban, sus pestañas eran gigantes y su piel cubierta por dos tonos, contraparte uno del otro, al igual que su cabello; una extraña enfermedad, la marca del maligno se decía.
Todos ahí le temían y aborrecían.
Desapareció hace más de tres años atrás luego del saqueo del convento, ahora en llamas. Nunca se encontró su cuerpo, seguramente absorbido por las llamas del infierno, mas ahora estaba nuevamente ahí, frente a ellos, vistiendo una armadura y burdas ropas extranjeras, con sangre cubriendo su cuerpo y una psicótica sonrisa mientras proclamaba en voz alta su pasado.
—... ¡Soy aquella niña aislada, perjudicada y amenazada continuamente por ustedes!
»¡Soy la víctima de los sacrílegos curas que habitaban éstas tierras!
»La anormal joven "seductora" —pronunció sarcástica— a la que no dejaron morir, culpable sólo por mi anómalo color, por mi pecaminoso cuerpo ¡por sus morbosas ideas...!
»Pero también soy humana —expresó más calmada, mirando al lisiado hombre a su lado.
—¡Hereje! —Un grito se hizo oír entre las personas capturadas, seguido de otro más.
—¡Apostata!
Idun los observó gritar y gritar, y con una sonrisa volteó hacia su compañero.
—Que ardan —dijo en su idioma para que comprendieran el martirio que se les avecinaba y antes de que Ivar siquiera le respondiera siguió—, pero primero... Córtenles la lengua, arránquenles los ojos y crucifíquenlos —habló nuevamente para ser comprendida por ellos—. Que sea esa la única forma de estar cerca de su creador —Y se retiró.
Los gritos se hicieron nuevamente oír cuando dio la vuelta, dejando a Ivar y a otros guerreros cumplir con sus palabras; tras ella salió Bjorn, quien la acompañó hasta con su hijo y luego de saludarlo regresó con sus hermanos para, además de cumplir con los deseos de venganza de la joven, completar la estrategia que usarían para atacar el castillo más cercano, en lo que la joven les había comentado, era el Reino de Asturias
*****
—No podemos confiar en éstos paganos, hay que acabar con ellos señor —habló el religioso para el príncipe, quien había ido a encontrarse con los atacantes para detener toda aquella masacre en el nombre de su padre.
—Deberíamos de darles un cofre con rocas en la costa y emboscarlos antes de que zarpen —dijo otro de los hombres cercanos, pero el príncipe ni siquiera pudo pensarlo al ver la negativa sonrisa en el rostro de uno de los hombres con los que se entrevistaba.
—No lo recomiendo —dijo éste con un marcado acento extranjero pero en su idioma, sorprendiendo al príncipe, quien creyó entender la razón por la que un lisiado los acompañara, pues a sus ojos se volvió solo un traductor.
—¿Qué fue eso? —se sorprendió el caballero que había hablado con anterioridad, mas el religioso quiso burlarse y seguir hablando de la estrategia en Latín, buscando que los intrusos lo desconocieran, como normalmente sucedía incluso con los plebeyos del reino.
—Mi esposo les ha dicho que no es buena idea que hagan eso —exclamó ésta vez Idun en la misma vieja lengua, pero con un acento ideal incluso para el príncipe, dejándolos a todos, ésta vez sí, sorprendidos—. Si siguen intentando emboscarnos nos encargaremos de hacer arder todo este reino... y tomar las riquezas por nuestra propia cuenta —Termino de hablar, volviendo nuevamente a su idioma, sonando tan natural desde sus labios que no les cupo la duda de que ella era originaria de esas tierras.
»Ah y no les recomiendo intentar cambiar nuevamente de idioma para conspirar en nuestra contra —dijo— podría fingir no conocerlo para terminar acechándolos en su lugar —Sonrió, con aquella mueca que con el tiempo Ivar le había contagiado, haciendo temer a los naturales de esas tierras.
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LA MONJA
FanficCómo Vikingos han ido saqueando las ciudades cercanas, pero hay algo extraño en este lugar, aún más extraña esa mujer, esa monja. Ivar, al igual que su padre, cayó por un Cristiano, Cristiana en su caso y aún sin saber comunicarse tiene en claro una...