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⚠️𝘈𝘥𝘷𝘦𝘳𝘵𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢: 𝘵𝘳𝘪𝘴𝘵𝘦. ┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄
Estabas en la madriguera con tu familia, la guerra ya había terminado y el ambiente después de la perdida de Fred no era la mejor.
Molly ya no era la misma y lloraba en los rincones, George no quería ver a nadie excepto a ti, Ginny se refugiaba en Harry y Ron en Hermione, Arthur se distraía con su trabajo al igual que Percy, Charlie se consolaba con sus dragones y Bill en Fleur.
Tu por tu parte estabas igual o peor, llegabas a tu casa (antes de Sirius) borracha o tomabas alcohol ahí mismo, fumabas una cajetilla diaria y no querías ver a nadie.
Eran muchas cosas que estaban en tu cabeza, la muerte de Sirius, la de Remus que era tu amigo al igual como lo era Sirius pero más responsable, la de Tonks que era tu mejor amiga técnicamente, la de Fred y la traición de Fleur.
- Que pasa ahora. – dijiste levantándote del sillón al ver como la nueva lechuza de la familia Weasley estaba en tu ventana. – dame eso pequeña. – le quitaste la carta y le diste una galleta, leíste la carta de tu madre rápidamente. – no quiero ir. – dijiste al terminarla.
Básicamente en ella decía que Fleur y Bill tienen que darle una noticia a la familia mañana en la madriguera, pero tu tenias mejores planes esta noche que terminaban con una gran resaca. Sin escribirle una respuesta a tu madre le dijiste al ave que volviera a la madriguera siguiendo con tus cosas.
(...)
- Lizzie! – escuchaste un grito a lo lejos, pero lo ignoraste. – Lizzie despierta! – sentiste como te daban un golpe en la cabeza, por instinto tomaste tu varita y te levantaste rápidamente apuntando a la persona que estaba adelante tuyo. Te costó unos segundos reconocer que era George.
- Dime en que momento fue buena idea darte las llaves de mi casa. – dijiste acostándote de nuevo.
- en el momento que se volvió un refugio para mí. – dijo acostándose al lado tuyo.
-Que haces aquí mocoso. – volteaste tu cabeza para verlo.
- No sé porque me sigues diciendo mocoso, tengo 20 años. – se quejó. – Tienes que ir a casa, viene Bill a decir no se que cosa. – dijo el mirándote mientras se tapaba con la manta.
- Tampoco quieres estar ahí no? – dijiste para envolverlo en un abrazo mientras el apoyaba su cabeza en tu pecho.
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