Parte 05

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Despierto absolutamente desorientada. Me tomo un tiempo recordando y asimilando que ya no estoy en casa, sino en el hogar de la Familia Principal de Demonios.

No tengo ni idea de cuánto tiempo he dormido. Estiro las piernas debajo del edredón y me siento pesada, pesada y agotada.

No le veo por ningún sitio. Me siento en la cama y contemplo frente a mí el vasto paisaje verde que rodea la construcción. Me siento aislada del mundo; hay pocas nubes en el cielo y disímiles de estrellas brillantes. Estoy muerta de cansancio, definitivamente he pescado una gripe.

Me tumbo de lado y cierro los ojos, no me agrada para nada estar enferma. Segundos después siento como el colchón se hunde junto a mí. Abro los ojos.

- ¿Estás despierta? - le miro divertida, qué pregunta es esa - Bien. Te he preparado el baño. - dice señalando hacia una puerta - Estoy abajo.

Aparto el edredón y camino hacia la puerta de madera oscura que ha señalado y al empujarle quedo abismada.

El suelo es de baldosas enormes de color negro, las paredes crema; pero lo que está robándose toda mi atención es la enorme bañera de forma oval que hay en medio de la habitación junto a unos enormes ventanales orientados hacia un muy cuidado jardín.

La espuma sonrosada que muestra me llama a gritos. Por lo que me desvisto rápidamente y me hundo en el agua calentita.

Cierro los ojos mientras me tumbo, disfrutando de la calidez, es agradable, muy agradable; le sienta de maravilla a mi cuerpo.

Miro a mí alrededor. Junto a la bañera hay una mesita redonda sobre esta un búcaro delgado con una rosa roja y un IPod del cual se escucha el "Ave María" en un violín.

¿Será él tocando el instrumento?

Frente a mí y junto a la puerta de entrada hay un armario rectangular de color blanco con un espejo tamaño personal; junto a dicho armario hay otro espejo enorme de forma cuadrada y bajo este el lavabo con dos grifos y varias pastillas de jabón de diferentes colores.

A los pies del lavabo hay una alfombra cuadrada. A la derecha dos puertas de cristal dan paso a lo que creo debe ser la regadera, porque solo alcanzo a ver unas paredes de lozas marrones.

Quizás media hora después abandono la bañera envuelta en una toalla grande que tomo del armario.

En él también encuentro mis bragas negras. ¿Estuvo revisando mis maletas? ¿Escogiendo entre mi ropa interior?

Dejo de pensar llegado a este punto, no me gusta el rumbo que están tomando mis pensamientos. Junto a la ropa interior hay un vestido de cama de satén rosa claro largo hasta el suelo.

No es mío, jamás me atrevería a llevar algo tan ostentoso y atrevido. Sostengo la pieza de tela ofensiva entre mis manos y niego fuertemente con la cabeza. No le vestiría ni aunque mi vida dependa de ello.

Dejo el vestido donde le encontrara y abandono el cuarto de baño envuelta en la toalla por una puerta que no me conduce a la salida, sino a otra que parece ser el vestidor, uno gigante casi del tamaño de la casa de piedra rojiza donde suelo quedarme en el Monasterio.

Entro llena de asombro mirando todo a mí alrededor.

¡Tiene una pared entera de zapatos! Hay armarios de madera oscura a ambos lados del largo pasillo y al final este se amplía dando paso a un pequeño cuarto con paredes de espejos desde el suelo hasta el techo en cuyo centro hay un pequeño mueble forrado en cuero negro.

Escojo un armario al azar y descubro en su interior una percha repleta de trajes pertenecientes a Brioni, Brook Brothers y otras marcas ridículamente caras.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora