Luz [COMPLETA]

Parte 31

Nos detenemos en un salón de té en en pleno corazón del Parc Rives de Seine, según Ethan. El lugar en cuestión es pequeño, adorable y bastante singular; junto a la puerta hay una pizarra anunciando el postre del día, hay mesas con sillas de mimbre en la acera frente al establecimiento.

Ethan aparta un sillón para que me siente, al tomar asiento frente a mí me dedica una sonrisa resplandeciente con los ojos cargados de brillo. ¿Por qué está tan emocionado? Toma el Menú y lee aprisa.

Una camarera morena muy bonita se acerca a nosotros. Creo que tiene la intención de hablarnos pero pierde esa propiedad al ver a Ethan, incluso sus pupilas se dilatan y abre la boca. Espera... ¿Está babeando?

Recupero el Menú.

- Dos huevos revueltos con cebollas y especias. – digo señalando el Menú – Un té de menta y un café capuchino con extra de café, por favor. – digo fulminándole con la mirada – Gracias.

Ella se tambalea un poco ante el tono de mi voz. Mientras cierra la boca y me mira. Eso, céntrate en mí, grosera.

- ¿Van a querer jamón con los huevos?

Le devuelvo el Menú.

- Obvio. – respondo esbozando una sonrisa –

Ella se sonroja al tiempo que comienza a anotar nuestro pedido (que no puede ser más sencillo) en una libretita. Ruedo los ojos mentalmente mientras pienso que ya no tengo tantas ganas de desayunar, sino de irme de aquí y...

- ¿Pan blanco o integral?

- ¿Perdón? – regreso de mis pensamientos y descubro que la camarera sigue ahí –

- ¿Quieres pan blanco o integral? – me repite Ethan con una sonrisa divertida –

- Quiero un croissant con nutella, por favor.

- Pan integral para mí, gracias. – agrega él sonriéndole –

Ella le lanza su sonrisa más dispuesta antes de marcharse al fin. 

La reacción que ha tenido ante Ethan me preocupa. ¿Todas las mujeres reaccionan así a su alrededor? Nunca antes me había fijado en ello pero, no me agrada para nada el que...

- Un beso por tus pensamientos. – me interrumpe Ethan –

- ¿Por qué me trajiste aquí? – casi protesto –

- Porque necesitas desayunar. – responde sinceramente – ¿No te agrada aquí?

- Lo único que le falta a la camarera es ofrecerte su primogénito a cambio de un beso.

Me recuesto en el sillón mientras cruzo los brazos sobre mi pecho, malhumorada.

Él pestañea en exceso, perplejo, entonces me muestra una sonrisa torcida.

- ¿Estás celosa? – le fulmino con la mirada – ¿De la camarera? Tienes que estarme tomando el pelo, no me interesa nadie más fuera de ti. Tú lo eres todo para mí.

La camarera nos sirve las bebidas y se queda un momento esperando, pero no recibe otra sonrisa como premio. Ethan sólo me está mirando a mí. Yo me concentro el revolver mi capuchino en silencio. Permanecemos así un momento y, cuando elevo mis ojos a él le descubro con el ceño fruncido y sus pensamientos quién sabe dónde. Finalmente deja escapar un suspiro cansado y me mira.

- Vas a tener que exorcizarme. – dice finalmente –

- ¿Qué? – no puedo creer lo que me ha dicho –