Parte 10

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Camino hasta las afuera de la mansión y me siento en una mecedora, disfrutando del recién plantado jardín mientras bebo un humeante café con caramelo y vainilla entre las manos, llevo un sorbo a mis labios y me atraganto con él al ver a Ethan aparecer de la nada en las escaleras.

- ¿Y bien? – pregunta elevando una ceja –

- ¿Y bien qué? – le devuelvo la pregunta –

- ¿Se casa conmigo o no?

- Por supuesto que me caso. – acepto – ¿Qué pregunta es esa? Ya estamos comprometidos. – agrego – Nunca dudé de ello.

- ¿Tuvo en cuenta nuestra conversación anterior?

Ronronea subiendo las escaleras, caminando lentamente hacia donde me encuentro sentada.

- No me intimidas. – le encaro –

- Mi intención no es intimidarte. – sus labios se curvan en una lenta sonrisa – Al contrario, solo era un pequeño adelanto de lo que va a suceder en nuestra noche de nupcias.

Agrega dulcemente mientras esboza una sonrisa petulante y me mira de arriba abajo, volviendo a subir, demorándose en mis pechos y terminando en mis ojos. "No permitas que se meta bajo tu piel". Repito en mi cabeza dándome ánimos recordando las palabras de Colette.

- Pues tendrás que esperar a la noche de nupcias.

- ¿Qué ocurre si no quiero esperar? – pregunta apoyándose en los reposabrazos del mueble –

- Te exorcizaré. – respondo sin inmutarme –

- No te atreverías.

- Provócame. – casi ruego –

Él levanta ambas cejas, sorprendido por mi respuesta y me analiza detenidamente. No le estoy tomando el pelo. Estoy siendo lo más sincera del mundo. No hay ninguna duda en mis palabras. Si se atreve a abordarme una vez más en contra de mi voluntad, no respondo por lo que pueda sucederle.

Nunca he permitido que nadie me sobe y, no voy a empezar a hacerlo ahora, mucho menos con un Demonio.

- ¡Soy un Demonio de la Lujuria! – grita – ¡Te besaré sin censura, te estrecharé contra mí salvajemente, tendré sexo brutalmente contigo hasta corromper tu perfecta e inmaculada alma de tal manera que no podrás volver a mencionar una oración santificada en tu vida! – me amenaza perdiendo todo control –

- Sé que lo intentarás. – digo pausadamente, incorporándome, haciendo que él retroceda – En cambio yo te corresponderé besando castamente tus labios intentando encontrar el sabor dulce que sé que escondes en ellos. – sí, puedo seguirle el juego – Me ofreceré a ti sin oponer resistencia y te abrasaré suavemente confiándote todo mi ser para que ambos podamos hacer el amor por primera vez, de tal manera que purificaré completamente tu alma sin necesidad de practicar un exorcismo.

Nos miramos en silencio durante unos segundos. Yo absolutamente serena. Él con la respiración agitada y los ojos cargados de fuego. Y todo nuestro derredor cargado de una energía demasiado pesada.

- ¡No me voy a casar contigo! – gruñe – ¡Prefiero morir a casarme contigo! – expresa irritado – ¡En cuanto mi hermana ponga un pie en esta casa y deshaga el encanto que te impide marchar, te largas de mi vida!

Joder.

Joder.

Joder.

He vuelto a romper otra lapicera intentando firmar el contrato, por lo que, sí, tengo que volver a repetirlo. Irritado, reduzco el papel a una bola inservible y lo arrojo a suelo, junto a otras diez.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora