Parte 36

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Trago el bocado que degustaba y mi esposo sonríe ampliamente mientras me acerca otro fragmento, al verme abrir la boca su rostro se ilumina tanto, que puede que al sol le de envidia.

Jamás pensé que algo tan sencillo como darme de comer le resultara tan placentero.

Una tos fingida capta toda nuestra atención. 

Ambos miramos hacia la puerta de la habitación donde una Mitsuhisa en uniforme blanco nos juzga.

-¿No crees que le estás dando demasiada comida?

Ethan aprieta tan fuerte la cucharita de plata que la tuerce. Últimamente su paciencia se agota con muchísima facilidad, más si se trata de mí.

-No Mitsuhisa, no creo que sea demasiado, de hecho, considero que debería comer más. – agrega – ¿No haz notado cuánta masa muscular perdió el tiempo que estuvo en coma?

-Y si le alimentas con algo más saludable que...

-¿Qué es lo que necesitas? – le interrumpe groseramente – Pareces un moscón del que no puedo deshacerme. Vete ya para tu Hospital, ni sé cómo es que se mantiene en pie cuando llevas aquí alrededor de dos meses.

-No seas malagradecido. Estoy ocupándome de Evangeline y...

-Evangeline está en perfectas condiciones. – vuelve a interrumpirle - Dicho por ti. ¿O es que me estás ocultando algo que no sé?

Un ligero tic sacude el ojo izquierdo de la Demonio y yo me tenso.

–No puedes contarle a nadie. – casi ruego –

–¿Enloqueciste? – sus ojos son fuego puro – Evangeline estás embarazada. Embarazada. ¿Sabes lo que eso significa?

-Si le cuentas va a encerrarme.

-Es que tienes que estar encerrada. – admite – Tú seguridad...

-¿Seguridad? – le interrumpo – ¿Qué seguridad? Tengo poquísimo tiempo y no hay nada que represente una amenaza ahora mismo para...

-Ethan tiene derecho a saber para que podamos comenzar a...

-No Mitsu, no puedes...

-Es mi príncipe, no puedo ocultarle algo así de importante. – señala mi vientre – El futuro de nuestra raza se encuentra ahí y...y tú actúas como si no estuviese pasando nada. Preocupándome más por tu movilidad que por lo que realmente es importante.

-¡¿Qué?!

No puedo creer que haya dicho semejante estupidez.

Mientras le veo darme la espalda y caminar hacia la salida de la habitación algo dentro de mí se enciende. Mis ojos arden ante la creciente ola de ira que se está apoderando de mí.

La Demonio se vuelve muy lentamente a mirarme.

-No vas a contarle a Ethan, ni a ningún otro Demonio ni a Colette sobre este embarazo. – siseo – Es mi decisión y yo decidiré cuando hacerla pública. Yo también soy tu princesa y me debes respeto y obediencia. – sus ojos asiáticos me desafían – No me obligues a amenazarte no Mitsuhisa.

La Demonio se repone rápido levantando la barbilla y fulminándole con sus rasgados ojos rojos.

-Tengo otros pacientes aparte de tu esposa. Rebecca...

-Llévatela contigo. – casi ladra –

Le doy un codazo en las costillas. Molesta. Ya me está cansando está actitud de niño malcriado y desconsiderado. Está siendo demasiado grosero con Mitsu y Rebecca.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora