Parte 19

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Despierto primero que él. Su rostro luce tan angelical y despreocupado mientras duerme.

Deslizo la yema de uno de mis dedos siguiendo el contorno de su rostro; paso entre ambas cejas hasta terminar en la punta de la nariz; sigo el borde de ambos labios, que, ante el contacto se abren en un suspiro.

Me detengo a mirarles detenidamente. Nunca antes me he centrado tanto en mirar a un hombre, por lo que no tengo la menor idea de qué es lo que debe estar bien pero, para mí los labios de Ethan son perfectos. Se sintieron perfectos sobre los míos.

Ante el recuerdo, esa extraña necesidad se vuelve a apoderar de mí.

Su beso me hizo sentir maravillosamente.

¿Qué se sentirá que le bese yo?

Inclino hacia delante mi cabeza y deposito un suave beso en los labios que se me ofrecen entreabiertos. Él sonríe levemente, gira completamente y extiende una mano hasta sostenerme por la cintura. Tirándome sobre él.

- Buenos días.

- Buenos días. – sonrío – ¿Cuánto haces que no duermes?

- Desde que te marchaste. – responde –

- Eso fue hace más de una semana. – reconozco –

- Ya sabes que no puedo dormir a solas.

- ¿No se ofreció nadie a acompañarte? – pregunto irónicamente –

- Col. – responde sonriente – Y debes saber por qué rechacé la oferta.

- No, ¿Por qué?

- Porque no eras tú.

Responde besándome suavemente en los labios, algo que me petrifica, haciéndome volver inmediatamente al recuerdo del beso en el parque.

- Tú me besaste primero. – se defiende, parpadeo anonadada – Hace unos segundos, justo antes de que despertara. – me recuerda y me ruborizo hasta la nariz – Mantuve mi palabra.

- Es cierto...es solo que...pensé que...

- Jamás será con esa intensidad. – niega, su voz ronca – No hasta que estés preparada para ello.

La puerta del dormitorio se abre dando paso a mi abuela, cuyos ojos casi escapan de su rostro al vernos abrazados en la misma cama.

- Puedo explicarlo.

Intervengo antes de que entre en cólera acercándome al borde de la cama.

Él sigue mis pasos y se sienta obedientemente junto a mí, recto como una tabla, con la diferencia de que él está sonriente y yo me encuentro pálida como un cadáver.

- Estoy esperando la explicación.

- Lo dije. – alego – Dije que irrumpiría en mi habitación para dormir conmigo.

- Le preguntaba a él. – pasa de mí fulminando con la mirada a Ethan –

- Lo intenté. – habla él encarándole – Lo intenté con todas mis fuerzas pero no pude. No quería romper la confianza que ha depositado en mí, pero me era imposible dormir en aquella habitación a pesar de todo lo que usted hizo.

- ¿Era la habitación?

- No. – niega – Era la compañía. – toma una de mis manos – Si no es con Evangeline me es imposible conciliar el sueño. – explica – Perdóneme.

***

Después de otro desayuno ruidoso y caótico, tengo que marcharme a la estancia, pero ella no se vuelve conmigo.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora