Parte 09

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Tras un baño matutino regreso al dormitorio envuelta en una toalla. Me detengo no más cruzo el umbral de la puerta porque, mi cama muestra el colchón desnudo junto a las almohadas y las cortinas de los amplios ventanales han desaparecido.

Camino malhumorada hasta el armario de ropa y quedo petrificada en el lugar al ver su contenido completamente vacío.

No me hace ninguna gracia. Enfurruñada, abandono mi dormitorio y atravieso toda la estancia descalza hasta sus habitaciones.

-¡¿Dónde está mi ropa?! - grito irrumpiendo en el dormitorio de él -

Se incorpora como un resorte entre la marea de mantas y sábanas negras para mirarme confundido.

-Yo no tengo tu ropa. - niega -

-Como tampoco tienes mis cortinas, ni mis sábanas. - pruebo - ¿No?

-No.

-¡Ethan! - chillo - No es divertido. - él solo permanece ahí mirándome - Devuelve mi ropa por favor.

Un fuerte vendaval aparece de la nada en la habitación, moviendo las cortinas, sábanas y llevándose consigo la toalla que inútilmente intenté mantener alrededor de mi cuerpo.

La tormenta cede para dejar en el medio del dormitorio a Josephine rodeada de otros diez Demonios a unos metros de mí.

-¿Realmente pensaste que la ofensa de tu gente seria perdonada y olvidada, Sacerdotisa? - pregunta acercándoseme - Heriste mi orgullo, ahora te retribuyo el gesto.

Observo por encima de su hombro y encuentro las miradas envilecidas de los Demonios que trajera consigo, como devoran con sus ojos mi cuerpo desnudo.

La energía oscura que brota de sus cuerpos me da el indicio de todos los pensamientos que están teniendo acerca de mí.

Debería defenderme, atacarles, escapar o, como mínimo encogerme sobre mí misma pero...simplemente me he quedado de piedra en el lugar.

Una sonrisita histérica comienza a brotar de los labios de ella, pero se detiene de golpe al ver como su séquito es reducido a humeantes pilas de cenizas marrones.

Sus ojos van más allá de mí. Pero no necesito ver para saber qué es lo que está ocurriendo, la fuerza que está manifestándose a mis espaldas es más que palpable.

-Por lo que un día hubo entre nosotros. - escupe él - Te permitiré marchar de mi casa. Pero escúchame atentamente Josephine, si aprecias tu vida, tratarás de no volverte a cruzar en mi camino. Desaparece.

Ella le mira anonada, sin creerse las palabras de él.

-¡Desaparece!

Ante el grito toda la estancia tiembla bajo mis pies y la temperatura se enfría. Ella, en cambio, sale de su trance y se desmaterializa en una nube de humo blanco.

Desapareciendo y dejándonos a solas. Lentamente me dejo caer de rodillas mientras cubro mis pechos. Al sentirme cubierta por una suaves mantas negras ya no puedo reprimir más las lágrimas que cargan mis ojos.

-No llores. - pide él -

-Nunca antes nadie me había visto desnuda. - sollozo ignorando sus palabras - Nunca...y ahora ellos...ellos no solo me estaban mirando, sino que me devoraban con la mirada como si yo...como si fuesen a...

-No. - dice tomando mi rostro entre sus manos - Al precio de sus vidas o sobre mi cadáver. - dice - Tuvo que ser al precio de sus vidas. - intenta bromear - Y se llevaron la visión de ti desnuda con ellos.

-Tú...tú me viste. - digo bajando la mirada -

-Apenas. - rechaza y le miro a los ojos - Y no tiene importancia alguna el que te haya visto, tarde o temprano lo iba a hacer. - no entiendo sus palabras - Te vas a casar conmigo y tendremos una noche nupcial.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora