Parte 27

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Tendida en un mueble ubicado junto a un enorme ventanal observo el extenso, colorido y fastuoso jardín. Me encanta la primavera de este lado del mundo. Pero es algo tedioso no tener con quien compartirlo.

Dejo escapar un suspiro pesado.

Ethan desapareció tras la conversación después del mediodía. Por lo que me quedó demasiado tiempo libre.

Abandoné el dormitorio para explorar la nueva casa en la que me encuentro. Su diseño y construcción es fascinante. Enormes salones amueblados ricamente en tonos claros y suaves; decorada con cuadros pintorescos y alegres, siempre con los enormes ventanales de cristal abiertos, las mesas en los laterales con sus respectivos jarrones de porcelana cargados de rosas siempre frescas de color blanco; la biblioteca que posee el lugar es simplemente...magnífica, solo superada por la del seno de los Daeminium; el salón de baile es demasiado enorme, pero me encantó verme repetida en la docena de enormes espejos que se expanden en derredor; el jardín poblado de flores en su esplendor, con la cúpula en uno de los laterales junto un pequeño lago artificial.

Pero de todos los lugares el preferido es donde me encuentro.

La habitación que ocupo es muy confortante, tranquila, silenciosa; los tonos en rojo, negro y blanco juegan armoniosamente desde los muebles de caoba tapizados con cuero rojo hasta las pinturas abstractas que cuelgan de las paredes junto a un escudo de armas custodiado por dos enormes sables imperiales; los jarrones de cristal con rosas rojas semi abiertas; el olor tan fuerte y penetrante que envuelve el lugar; el violín inerte, recostado sobre el brazo de una butaca, justo delante de mí. Todo es tan Ethan.

- ¿Le puedo servir en algo Princesa?

Cierro los ojos de golpe y pido paciencia mentalmente mientras busco el tono en que debo referirme al Demonio que se ha vuelto mi nueva sombra. Es tan frustrante. No para de llamarme "Princesa" por más que le explique y pida que prefiero ser llamada por el nombre que mis padres me han dado al nacer.

- No gracias. – declino amablemente –

- Comida. – dice una voz masculina –

Ambas giramos la cabeza para encontrar a Ethan caminando hacia nosotras. Lleva pantalones de vestir negros, camisa azul claro y un chaleco violeta casi negro. La imagen del Príncipe de los Demonios que conocí al inicio. Arrugo mi nariz. No me gusta.

- Mi Príncipe.

La doncella hace una reverencia para después desaparecer.

- No pedí comida.

- No has comido nada desde ayer. – alega él después de una larga pausa –

- Porque no tengo apetito. – se encoge de hombros – No puedes obligarme a...

Me mira larga y gravemente, haciéndome enmudecer. Su aura ha aumentado en niveles increíbles.

- Necesitas comer. – insiste colocando las manos en el interior de sus bolcillos – Estás demasiado pálida y...

- Permiso.

La doncella vuelve con una bandeja de plata cargada con una taza de té humeante, un azucarero, un platito con galletas dulces y saladas, en otro, dos muffins. Inclinándose, coloca la bandeja en una mesita central de caoba y cristal. Tomo la taza y me la ofrece. Manteniendo siempre una postura sumisa ante mí, sin elevar sus ojos a los míos.

Recibo la taza sonriéndole amablemente, aunque sé que no puede verme.

- Gracias Nora.

- Para servirle Princesa. – inclina aún más la cabeza –

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora