Parte 17

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Se supone que volver a la casa donde nací y estuve los primeros años de mi infancia serviría para tener un cambio de aires reparador, para recargar las pilas de nuevas energías positivas.

No ha sido así.

Si me súper emocionó reencontrarme con mi abuela. Pero ese chute de arrolladora alegría solo me sirvió durante tres días. ¿Después? He sido la criatura viva más miserable de todo el planeta.

No ha sido nada fácil lidiar con su ausencia, mucho menos con su silencio. Pensé que al día siguiente de mi partida estaría buscándome pidiéndome regresar.

Le esperé.

Le estuve esperando todos estos días que han pasado.

Le continúo esperando.

Todas mis amigas han sido unos dulces, tan comprensivas y positivas.
Arrastrándome a todas partes con tal de mantenerme ocupada. Cafés, Cine, eventos deportivos, caminatas, gimnasio, compras…Todas se divierten y finjo que lo hago también. No quiero preocuparles más de lo que están por mí recién compromiso.

Así que simplemente apoyo cada uno de los planes y ofrezco la mejor cara de póker que puedo idear.

-¡¿Es un Jaguar?! – grita Jessica impresionada –

Todas miramos hacia el descapotable de color rojo que hay aparcado del otro lado de la calle, en dirección opuesta a la casa.

Se miran unas a otras en busca de una respuesta que no logran formular. Aunque mi corazón comienza a latir, tan aprisa que temo estar padeciendo un infarto cardiaco.

Apuro los pasos hasta mi antiguo hogar y empujo la puerta con premura, conduciéndome hacia la sala principal. Al entrar en esta él se levanta como un resorte del mullido sofá.

¡Está aquí!

Le miro de abajo hacia arriba no creyendo lo que ven mis ojos. Botas de cuero negro, pantalones de mezclilla gris, camisa tres cuartos blanca con varios botones abiertos que dejan ver la camiseta negra que trae debajo; ha cortado sus cabellos, lo cual no me gusta para nada y, sus hermosos ojos del más rojo brillante que solo he podido contemplar en la piedra de mi anillo de compromiso al exponerla al sol.

Debería estar emocionada. Que esté aquí es por lo que he rezado todo este tiempo atrás, pero, en vez de alegrarme estoy sumamente tensa.

-Hola. – susurra –

No correspondo el saludo porque me he quedado de piedra y, todas me está mirando fijamente, algo que no me ayuda en nada. Alguien tira de uno de mis dedos. Es Rebecca. Reacciono.

-¿Qué haces aquí? – pregunto en un tono demasiado fuerte –

-Dijiste que podía venir a visitarte. – me recuerda – ¿Cambiaste de idea? ¿Quieres que me marche?

No sé qué es lo que quiero ahora mismo, por lo que me abrazo a mí misma.

-Muy bien. – acepta mi rechazo con una sonrisa triste – Cornalina. – se voltea hacia mi abuela – Fue un placer conocerla, no todos los días se es tan bien recibido por una Bruja. – sonríe encantado – Perdón por la intromisión. Es un placer volver a verles. – saluda a mis amigas, que solo se limitan a mirarle – Evangeline. – su voz se apaga al pronunciar mi nombre, pasa de mí y camina hacia la salida –

Le veo caminar lentamente. Cierro los ojos y me volteo en su dirección.

-Ethan…detente.

Detiene sus pasos pero no se voltea a mirarme.

-Vengan todas conmigo, les invito a almorzar fuera.

Anuncia mi abuela llevándose a las chicas con ella. Dejándonos a solas en la casa.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora