Parte 39

47 9 12
                                    

411 kilómetros por hora, el auto chirrea sobre el pavimento, lo cual me encanta.

El que vaya sigsagueando entre los coches también es sumamente divertido.

Posiblemente haya roto millones de reglas del tránsito. Y podría importarme menos. La adrenalina que siento ahora mismo me encanta. Sentirme poderoso y en control al volante del auto es fantástico. Es una sensación que extrañaba.

A mi lado un preocupado Jasper me observa.

-Sabía que ir tras el chupasangre te iba a encender. - alega - Pero jamás pensé que fuese tanto así.

Ladeo la cabeza.

La idea no es del todo errónea, pero tampoco es la más acertada.

Quiero los cuatro colmillos de Edgar en mis manos, quiero su sangre cubriendo mi cuerpo y finalmente las cenizas de su miserable ser esparcidas por todo el lugar.

Pero no es lo que me mueve ahora mismo.

Jose Carlos Cortés de Valencia.

420 kilómetros por hora.

Mi esposa está pensando en él como una opción. Es su lugar seguro cuando necesite protección. Protección de mí.

435 kilómetros por hora.

Mi esposa pensó por una milésima de tiempo liberar su energía en mi contra. Pensó que necesitaba defenderse. Defenderse de mí.

447 kilómetros por hora.

Jose Carlos Cortés de Valencia.

460 kilómetros por hora.

Mi esposa ocultándome información, mintiéndome...

490 kilómetros por hora.

-¡ETHAN!

La voz de alarma de Jasper me devuelve a la realidad. Una en la que me estoy saliendo de la vía.

Giro el volante violentamente y tras una fuerte sacudida vuelvo a mí lugar. Persiguiendo el Audi blanco que va tres autos delante de mí.

-¡Concéntrate! - demanda furioso - No podemos perder ésta oportunidad.

Lo sé. Bajo la velocidad. No vamos a perderle. Tendremos nuestra venganza.

Sabe que le estamos persiguiendo. No me importa. Si la desesperación le insta a abandonar el vehículo tengo montones de Demonios triangulando su posición. Estaré desmaterializándome tras él en milésimas.

Aunque...por algún motivo que desconozco, no se le ve afectado. Conduce ligeramente por encima de su velocidad promedio, pero sin llamar demasiado la atención.

Al contrario de mí.

Si piensa acelerar en el próximo tramo antes de llegar al puente, está perdido. No se puede comparar con mi Bugatti Chiron súper deportivo de color negro metálico. Es por mucho, mi auto más preciado.

Gracias padre por el. Me regodeo mentalmente.

Se viene el puente.

Sin previo aviso cambio la marcha y acelero brutalmente, rayando los 490,39 kilómetros por hora (para ser más exactos). En segundos estoy junto al Audi de cristales polarizados.

Desmaterializarme iba a ser muy fácil. Destruir a Edgar...muy dulce.

-¡ETHAN!

¡¿Ahora qué?!
Un maldito auto en mi vía.
Daño colateral. No pienso moverme de mi lugar.

Los pasajeros del Audi pensaron todo lo contrario. Desviándose bruscamente, saliendo de la carretera y cayendo por una pendiente.

¿¡QUÉ?!

No le voy a dejar escapar. No en un intento tan estúpido de huida.

Me desmaterializo en un parpadear, pero no lo suficientemente rápido. Porque al acercarme al auto este explota, rodeándose de altas lenguas de fuego desprendiendo un humo negro súper apestoso.

-Ethan...

Ignoro la voz de Jasper y corro en dirección a las llamas. Después de todo, el fuego es un aliado.

Pocos minutos después estoy de pie mirando todo arder.

Nada. No quedó absolutamente nada dentro del auto. El fuego lo consumió todo.

Ha muerto, pero no de la manera que debía haber sido. No con el suficiente dolor. No me siento...bien. No estoy satisfecho. No...

Una mano cae sobre uno de mis hombros desnudos. Miro hacia atrás, donde Jasper se encuentra.

-No hay nada que podamos hacer. - aprieto mis dientes ante sus palabras - Volvamos a la casa del Sena antes de que esto se llene de transeúntes chismosos y tu trasero desnudo cubra la primera plana de todos los periódicos parisienses.

Es cuando pienso con claridad por primera vez desde que el auto escapó de la vía. Miro mi cuerpo desnudo hasta la punta de mis pies. Vaya...el fuego no dejó ni un milímetro del uniforme de cuero sobre mi piel. Le dedico una sonrisa triunfal a mí Demonio en jefe.

-Sería una buena noticia, para variar.

En cuanto pongo un pie en la casa, sé que algo está sumamente mal.

El primero en recibirme es Colette, el cual, lejos de estar feliz, se le ve furioso. Furioso conmigo.

-¡¿Qué es lo que haz hecho?! - grita encolerizado -

-Justo lo que dije que haría. Es una pena que no pude conservar sus colmillos como trofeo pero...

-¡¿Qué?! ¿Estás enfermo acaso? Lo que acabas de hacer a desestabilizado todo mi Mundo, y probablemente el tuyo también. Y tú... - sostiene el puente de su nariz - Tú estás pensando en que no pudiste conservar sus colmillos.

-Bah... - simplifico el drama de mi mejor amigo - Ya le encontraran un remplazo. Se que es mejor malo conocido que bueno por conocer, pero su muerte era un mal necesario...

-¿De verdad? Me explicas qué tiene de beneficioso...

-¿Cómo que qué tiene? - me ataco - ¿Ahora de repente recordaste tu amor y respeto hacia el príncipe de tu raza? ¡No me jodas Colette! - ladro - Edgar tenía que morir y sabes...

-¿Edgar? - me interrumpe - ¿De qué estás hablándome? Yo no...

Él enmudece y sus ojos analizan algo.

No me gusta la expresión de su rostro, me transmite muy malas sensaciones. Todas mis terminaciones nerviosas están en alerta, preparándome para el bombazo de noticia que se viene.

¿Le habrá pasado algo a Evangeline? No le veo por todo el lugar. Ella estará...

-Ni siquiera sabes lo que hiciste. - dice pausadamente - Edgar no iba en ese auto, sino su esposa.

Me congelo en el lugar.

-La princesa Avril fue quien murió en ese accidente, ella y su bebé no nato.

*
*
*

¡Holliwis!
Capitulo corto pero sumamente importante para todo el caos que se viene a continuación.
Se acerca el final de Luz y a partir de ahora todo irá en caída libre.
No me odien.
Os amoooooooooooooooo.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora