Parte 35

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Todo duele. Tengo un inmenso dolor en el pecho. Todo pesa y al mismo tiempo no siento mis extremidades, quiero levantarme, quiero, pero nada se mueve. No puedo abrir los ojos, no puedo hablar. ¿Por qué no puedo despertar? Todo lo que escucho son susurros a mi alrededor.

- Ethan...

- No.

- Ethan...

- No pienso moverme de aquí.

- Necesitas...

- ¡No pienso moverme de aquí hasta que no despierte! – le oigo gritar – ¿Por qué no despierta? – solloza – Dijiste que ya estaba bien.

- Sí, sus constantes vitales son estables y fuertes. Se despertará cuando esté preparada para ello, solo dale tiempo.

- ¡¿Tiempo?! Ha pasado una semana Mitsuhisa...

¿Una semana? ¿Llevo una semana inconsciente? ¿Cómo así?

La soñolencia me atrapa de nuevo.

Vuelvo a escuchar voces, mucho ajetreo, forcejeo... ¿A quién están forzando?

- Es que no puedes permanecer aquí en esas condiciones.

- No me voy a mover. – la voz de Ethan se escucha tan baja y dolida –

- Necesitas comer, necesitas dormir...

- Y un baño. – agrega Colette –

- Quiero estar aquí cuando ella despierte. – insiste Ethan –

- A este ritmo la que preguntará por ti será ella cuando despierte y tú estés desfallecido.

Un silencio profundo se hace tras las palabras de Mitsuhisa.

- Es la realidad. – alega ella otra vez – Cuando ella despierte...

- ¡¿Por qué no despierta?! – grita Ethan y algo cae al suelo – Dices que está bien, que puede despertar en cualquier momento. ¡¿Por qué no lo hace?! – cosas siguen estrellándose contra el suelo – ¿Por qué? – su voz baja –

- Ethan... – la voz de mi cuñada se quiebra –

Siento que algo pesado cae al suelo. ¿O es alguien?

Sonido de muchos pasos y... ¿Sollozos?

¡No! ¡No! ¡No!

Por favor no llores. Necesito despertar, necesito abrazarlo, necesito...

Caigo otra vez en la inconciencia.

Algo pesa sobre mi abdomen. Giro la cabeza y un olor increíblemente delicioso me llega.

Abro los ojos. Lo primero que veo es el dosel de madera con cortinas y encajes blancos. Cierro los ojos. Estoy en la casa a orillas del Sena. Lo siguiente que escucho es el molesto sonido de equipos eléctricos de un hospital.

Me duele el pecho, justo del lado del corazón, pero sobre todo siento un gran peso en mi abdomen. Necesito incorporarme. Abro los ojos de nuevo.

Mi corazón se salta un latido. Ethan está dormido junto a mí, su brazo derecho es lo que presiona mi abdomen. Estiro la mano que me queda libre y le acaricio el pelo suave con los dedos. Se despierta sobresaltado y levanta la cabeza tan repentinamente que me asusta.

Sus ojos de un rojo vino apagado cambian inmediatamente, volviéndose tan enormes y brillantes; su piel está tan blanca que parece ser papel; se le ve tan delgado; sus cabellos son todo un desorden, nada del caos lindo que le acostumbra; su ropa está desaliñada, manchada de...sangre.

¿Cuánto tiempo lleva vestido así?

Señor Todopoderoso. Luce fatal.

- Hola...

Se abalanza sobre mí, cubriéndome con su cuerpo, el cual, aunque ha perdido tanta masa muscular, continua siendo mayor y más pesado que yo.

- ¡Te he extrañado tanto! – solloza junto a mi cuello – Pensé que te perdía, pensé que...

- Estoy bien Ethan. – le abrazo de vuelta, me duele la vida, pero no voy a decirle eso – Ahora todo va a estar bien.

Me abraza tan fuerte que creo que me va a partir la columna en dos. Pero me resisto, yo también necesito este abrazo. Lo necesito a él.

Al abrir los ojos me topo con los de los chicos. Todos están aquí, hasta Clarisse. Todos menos Rebecca. ¿Dónde está Rebecca?

Mitsu avanza unos pasos en nuestra dirección.

- Ethan vas a partirle en dos. – le regaña, mi esposo me deja en paz muy en contra de su voluntad – Necesito que nos dejen a solas y...

- Mitsu podemos hacer todo eso de la linternita en mis ojos y revisar que no haya sufrido un traumatismo después. – le interrumpo – Necesito respuestas.

- Evan...

- Y las necesito AHORA.

- El finado de mi ex cuñado le contó a Edgar sobre vuestro picnic a orillas del Sena.

Habla Colette. ¿Finado? ¿Cristophe ha muerto? Miro hacia Clarisse, pero la hermosa Vampira rubia está mirando la punta de sus zapatos de tacón.

- El pintoresco líder de mi especie buscó un aliado en el duque de Bernan y ambos planearon la emboscada que cayó sobre ustedes. – continúa hablando – Ese lado del Sena fue un verdadero campo de batalla. – sostiene la mano de su hermana, la cual aprieta su agarre – Fue un caos de poder elemental por doquier, esa zona de París tomará tiempo para volver a ser la misma. ¿Cuál fue la excusa que dieron?

- Evento meteorológico inusual. – es Etienne quien le responde –

- Eso. Para mí suena tonto, pero se lo creyeron muy fácilmente. – Colette se encoge de hombros – Fue algo demasiado atroz para mi gusto. Por poco pierdo mi vida. – mira a su hermana con un amor tan incondicional que me llega al alma – Perdimos montones de Vampiros que nos han servido por décadas.

- Todos perdimos a alguien Colette. – agrega Ellienne –

- ¿Dónde...? – se me hace un nudo en la garganta – ¿Dónde está Rebecca?

- Está mejorando. – es todo lo que me dice Mitsu, alarmándome –

- Yo me estoy ocupando de ello. – Colette me muestra la cara interior de su brazo izquierdo, la cual está llena de moretones – Alguien encuentra placer sacándome sangre.

Mira hacia la doctora, que vuelve los ojos al techo.

- Tú te ofreciste. – le recuerda – Además, tienes una piel súper dura, pareces hecho de diamantes.

- Y no me arrepiento de haberme ofrecido ni un solo segundo.

Esta escena que tengo delante, ellos, todos tan diferentes y conviviendo en armonía. Esta es mi familia. Sostengo la mano de mi esposo, que entrelaza sus dedos con los míos y me mira con tanto alivio y absoluta devoción. Mi familia. Y es perfecta.

- Bien. – agrega Mitsuhisa demasiado seria – Necesito quedarme a solas con Evangeline. – mira a mi esposo – Completamente a solas.

Ethan va a protestar pero le suplico con la mirada que no lo haga. Resopla consternado. Besa el dorso de mi mano, mis parpados, mis labios y se marcha, muy en contra de su voluntad.

Mitsuhisa se acerca con la linternita a mí.

- Recibiste un disparo en el tórax, muy cerca del corazón. – dice poniéndome una luz en los ojos – La herida se encuentra perfectamente sana, ni cicatriz quedó; tu regeneración rápida más la sangre donada por Colette ayudó mucho. – hace que le presione los dedos – Comprobando tu grupo sanguíneo encontré...algo. – dejo de tocarme la punta de la nariz, curiosa – Encontré pequeñas cantidades de la hormona gonadotropina coriónica humana. – ni idea de lo que me está hablando, ella continua comprobando todos mis reflejos – Evangeline. – miro esos ojos asiáticos de un tono rojo brillante – Estás embarazada.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora