Parte 37

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Suspiro pesadamente.

Estoy cansado.

No es que esté fuera de forma como se ha burlado Colette, ni falto de devorar pecados como se preocupa Etienne; solo estoy cansado.

Este último mes ha sido pésimo en mi vida, es por mucho el peor que he vivido en quinientos años. Haber visto a Evangeline colgada de un hálito de vida movió todo mi ser, casi la pierdo y, en ese momento ni siquiera sabía cómo coordinar una respiración.

Un escalofrío cala mis huesos. No recuerdo lo que era antes de ella.

No puedo perderla. Al hacerlo también me perdería a mí mismo.

Ayudaría mucho que ella fuera más sincera conmigo. Sé que está ocultándome algo sumamente importante, y sé que Mitsuhisa está al tanto de ello. Pero helará en el Infierno antes de que yo pueda sacarle cualquier información a esa Demonio enana.

¿Y con mi esposa? Eso es un caso perdido.

Aprieto el puente de mi nariz.

- Vamos a encontrarlo.

Miro hacia el espejo retrovisor del auto y colisiono con los ojos de Jasper. Hay muchísima determinación y algo de fiereza en su mirada. Está molesto, incluso, puede que esté más molesto que yo.

Cuando ocurrió el ataque al Sena ambos estábamos demasiado lejos cumpliendo funciones para la Raza, no pudimos hacer absolutamente nada más allá que esperar porque no hubiese ningún otro fallecido. Él perdió muchos Demonios que llevaban bajo su mando siglos y, no estuvo ahí para proteger a Evangeline. Sé lo que es la impotencia de sentirse inútil.

- Vamos a encontrar a ese Vampiro y tendremos nuestra venganza.

Su poder mágico aumenta tanto que me sofoca un poco.

Después de todo, quizás Etienne si tenga algo de razón. Estoy débil.

- ¿Cuándo fue la última vez que amó a la Princesa?

Su pregunta me toma por sorpresa, y me divierte un tin.

Está bien, me divierte bastante. No es porque no pueda hablar sobre estos temas con él, sino por las palabras exactas que usara para referirse a mi vida sexual.

- Increíble juego de palabras. – me burlo –

- Estoy tratando de respetar a la Princesa. – alega sin apartar la mirada de la carretera – Pregunto porque estoy preocupado por tu lamentable poder mágico. – aprieto mis dientes, no sabía que se pudiera sentir tanto así – Y por ella, ya no huele a ti, tu olor es un arma infalible para mantener al resto a raya, ni los humanos escapan a eso; no saben qué es lo que está pasando, peor huyen por instinto. – se burla –

- Le estoy dando tiempo para recuperarse. – digo cerrado los ojos –

- No creo que sea ella quien necesite recuperarse. – se ríe –

Le ignoro todo el resto del camino hasta la estancia. En cuanto cruzo la verja me desmaterializo justo hasta nuestras habitaciones.

No está.

Mi cerebro hace corto circuito al no verle tumbada en la cama, es donde único ha estado los últimos días y... ¿Le habrá pasado algo? ¿Se sintió indispuesta? ¿Ella...?

El sonido de su risa llega a mí y actúa como un bálsamo relajante.

Me desplazo hasta allí.

En la cocina está junto a Nora, Colette, Rebecca y, por supuesto, Mitsuhisa.

Mi mejor amigo alcanzaba una porción de fruta a los labios de la Cazadora cuando me ve, arruga la nariz unos segundos y vuelve a lo que estaba.

Mi esposa se mueve hasta donde estoy y besa superficialmente mis labios. Da un paso atrás y me analiza pausadamente.

Luz [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora