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Huang Renjun recuerda claramente el día en que conoció a Kim Seungmin.

Hacía frío, corría un viento que le congelaban los huesos y todo apuntaba a que iba a llover hasta la mañana siguiente. Sus padres habían salido, pero no tenía la menor idea de a dónde fueron, ellos casi siempre estaban metidos en casa, comiendo todo el día como si fuese una adicción y gastando dinero que definitivamente no era de ellos. Renjun no quiso darle tantas vueltas, así que aprovechó el día que por fin podría pasar solo por completo.

Primero limpió el desastre que sus padres habían dejado en la casa, no sabía si esta vez discutieron o solo se la pasaron consumiendo hasta que sus estómagos dolieran. Y luego de acabar con la limpieza que le dejó un horrible dolor de espalda, cocinó una receta que leyó en un libro de la biblioteca de la escuela.

Renjun no es bueno cocinando, aunque le pone bastante empeño, porque si no lo hace él, entonces nadie más lo hará. No está dispuesto a morir de hambre, así que se forzó a sí mismo a aprender.

Y cuando escuchó la puerta ser cerrada con fuerza, supo que algo andaba mal.

Habían vuelto demasiado rápido.

─¡Esos empresarios siempre robándole a las personas más pobres! ─la voz de su madre retumbó en la pequeña casa como si tuviera eco. Ella es de estatura mediana y tiene un carácter que todo el tiempo le da miedo, usa el cabello tomado porque le estresa que esté suelto y posee los mismos ojos de Renjun.

Solo que los de ella están sin vida.

─Al menos no son políticos, cariño ─su padre le respondió con un tono meloso que le causaba náuseas.

─Todos son la misma mierda ─replicó. Renjun escuchó los pasos acercarse a la cocina y fue todo demasiado rápido, ni siquiera tuvo tiempo para ordenar los materiales que había utilizado─. ¿Pero qué demonios es esto, Huang Renjun?

─Yo... Umh.

─Mira este desastre... ─ella se tomó el cabello, señal de estrés y muestra de la poca paciencia que poseía.

Renjun no se considera una persona miedosa, pero todo el tiempo se encuentra alerta. Nunca sabe cuándo su madre volverá a perder el control.

─¡Ordena de inmediato, idiota!

Y así tuvo que hacer.

Minutos más tarde, Huang Renjun se encontraba limpiando la cocina como si le fuesen a pagar por hacerlo. Con la mejilla rojiza y las manos temblorosas. Incluso, se le cayó más de una olla por la inestabilidad de su cuerpo. Lamentable porque en situaciones como esas procuraba no hacer ruido para no recibir otro golpe.

─¿Recuerdas a mi hermana? ─la voz de su madre era la única que resaltaba en el tortuoso silencio de esa casa.

─Por supuesto, no podría olvidar jamás a Song Qian.

─Está demente.

─¿Por qué lo dices, cariño? ─Renjun jamás lo diría en voz alta, pero en serio odiaba el tono meloso que utilizaba su padre. Odiaba el concepto que ambos habían creado del amor. Un amor violento y sumiso.

─Mamá la ha pillado mintiendo sobre una vida que no tiene. Sus amigas le recomendaron llevarla con un especialista y ella les hizo caso. Puedes creer que la diagnosticaron con un trastorno... ¿Cuál era su nombre? ─hubo silencio durante segundos, mientras Renjun seguía limpiando, pero atento a la conversación. Le preocupaba muchísimo la salud de su tía. Ella es la única de toda su familia que ve más allá y no es egoísta o ególatra─. Bah, qué más da. La cuestión es que ahora mi madre tendrá que gastar una gran cantidad de dinero porque la estúpida esa de repente le apeteció comenzar a mentir.

Stray BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora