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─¿Cómo supiste lo de Yeji?

Hyunjin dejó las cosas sobre la caja registradora, y mientras sacaba su tarjeta de crédito, le respondió.

─En realidad, era algo un poco obvio ─comentó─. Es decir, o por nada obedecía a todo lo que ellos le pedían. Me parecía un poco que extraño que con su personalidad tan insoportable, pudieran hacer lo que quisieran con ella. Siempre esperó algo a cambio.

─¿Te refieres a que pudo enfrentarlos, pero simplemente no quiso y ya?

─Justamente eso ─asintió con rapidez─. Créeme cuando te digo que Yeji es imparable, si se mantuvo con la cabeza baja todo es tiempo, solo fue porque no le convenía.

Jeongin se quedó pensativo en su lugar, porque incluso si Hyunjin siempre supo que Yeji ansiaba la empresa más que nadie, no lograba entender cómo es que de la noche a la mañana decidió entregarle todo en bandeja, aun cuando no habían solucionado sus problemas ni tuvieron la oportunidad de hablar una sola vez sin acabar en discusión.

─¿Crees que acepte?

─Por supuesto que lo hará.

El menor tuvo la intención de entregarle su dinero a la cajera, pero Hyunjin negó con su cabeza y acabó pagando él, bajo la atenta mirada de Yang Jeongin y un regaño que llegaría muy pronto.

─Puedo hacerlo yo mismo, ¿sabías? ─reclamó inmediatamente en cuanto ya habían salido de la tienda.

Hyunjin le entregó los dulces que habían comprado, y no fue hasta que unió sus manos y emprendieron camino lo suficientemente lejos de oídos chismosos que respondió a la queja de su lindo novio.

─Ni siquiera te imaginas la satisfacción que siento gastando el dinero de mi padre.

─¿Qué?

─¿Qué? ─repitió con una sonrisa─. ¿Creíste que no me iba a quedar con nada? Después de todo, les estuve brindando un servicio... Por muy malo que haya sido ─acabó con una risita maliciosa.

Jeongin se quedó atónito, asimilando las palabras recién dichas y que no esperaba en lo absoluto.

Echó un dulce a su boca, haciendo malabares para no soltar la mano de Hyunjin, como si fuesen a morir si eso sucedía. Era una acción que, independientemente del tiempo que pase, no dejaría de darle gracia. Ellos ya habían superado esa etapa de loco amor del comienzo, sin embargo, quedaron muchos comportamientos de los primeros meses de noviazgo y que no querían que se fueran.

─Pensé que... ─se detuvo y giró su cuerpo para estar frente a Hyunjin─... Pensé que no querías nada de esa empresa, ni lo más mínimo.

─Sí, es cierto ─asintió, mientras masticaba chicle─, pero lo consideré mejor y no sería algo muy inteligente de mi parte.

─¿Por qué?

─Porque la independencia no es tan linda como la muestran en la televisión y desde ahora debo valerme por mí mismo. Sé que tengo las manos y las piernas buenas para trabajar, pero ni aunque consiga un buen trabajo podría pagar la universidad y el resto de gastos cuando una persona vive sola.

Entonces Jeongin lo comprendió. Hyunjin no estaba hablando de gastar todo ese dinero de inmediato en modo de venganza, sino que hablaba de guardarlo, principalmente en caso de emergencia. Hyunjin es algo testarudo y le consta que no va a aceptar vivir en su casa o en cualquiera de los chicos con tanta facilidad, incluso, es probable que nunca le de una respuesta, así que entiende su preocupación por lo incierto que puede ser el futuro.

Por su lado, ha querido evitar el tema de la empresa, al menos, los primeros días. Hyunjin luce tranquilo y un poco más feliz que antes, pero dicho y hecho, la culpa no se irá de un momento a otro, vendrán días en que se sienta como la peor escoria en el mundo y querrá correr tras su familia a pedir disculpas. Sin embargo, a la misma vez, cree que debe tocar ese tema para que Hyunjin lo pueda asimilar por completo y no le sea tan difícil soltar lo vivido. Es decir, son más de veinte años que superar, va a tardar, pero quizás si es sincero consigo mismo podría hacer esa espera menos terrible.

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