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─¿Te lo contó?

Jeno suspiró y siguió bebiendo de su refresco. Afuera estaba lloviendo como si el mundo se fuese a acabar, hacía un frío que le congelaba hasta los huesos, y aun así, sentía su garganta seca y deseosa de beber lo gélido del clima.

─No entiendo de qué estás hablando.

─Jaemin ─Felix mencionó su nombre con algo de miedo─. ¿Jaemin te lo contó?

─Ugh, bueno...

Por supuesto que lo había hecho y por supuesto que Jeno había tenido mil emociones encontradas cuando lo escuchó.

Y era como estar dividido, porque comprendía la posición de Jaemin y su enfado, él mismo había estado en su lugar hace unos años atrás, sin embargo, tampoco quería apresurarse y juzgar sin conocer ambas partes primero.

─Y-yo... No lo hice, Jeno. Te prometo que yo...

─No creo que se trate de eso, Felix ─dijo finalmente, dejando de lado su refresco y hablando con un tono de voz más serio─. Hay muchas cosas que no vamos a hacer porque la vida es injusta y nos enseña a limitarnos, pero queremos. Y esa es la verdadera pregunta, ¿querías hacerlo?

Felix se quedó inmóvil, analizando las palabras de Jeno que se sintieron como mil dagas atravesando su piel.

─No...

─¿Y entonces, Felix?

─Yo... ─cerró los ojos por un momento para que las lágrimas que se habían acumulado allí no se escapasen de su escondite─... No sé estar solo, Jeno. Simplemente no puedo... Lo intenté y mira lo que sucedió.

─Pero es que no lo estabas ─susurró, observando con atención cada movimiento de su mejor amigo.

─No se sentía de esa manera.

─Está mal.

─Lo sé...

─Está demasiado mal, Felix ─repitió con una extraña sensación en su pecho. ¿Estaba molesto? ¿Estaba triste? ¿Decepcionado? No lo sabía y aquello se volvía irritante─. No te voy a criticar porque no sé qué es lo que estabas pensando o sintiendo en ese momento, pero de todas maneras no encuentro ninguna justificación. Querías... Necesitabas ser infiel.

Finalmente, Lee Felix cayó de su trono y se hundió en el lodo bajo sus pies. Una experiencia nueva, probablemente única. Porque siempre se mantuvo en lo más alto, acariciando las nubes, siendo la lógica viviente y la perfección en persona. Todo lo había hecho bien en sus diecinueve años de vida, nunca existió un error del que más tarde se podría arrepentir, siempre vivió como si fuese otro de los dioses en el Olimpo.

Cayó en la desgracia y fue condenado por lo que le queda de vida.

─Amo a Bin... ─murmuró con la voz entrecortada─. Lo amo más que a mí mismo, siempre ha sido así... No sé qué demonios sucedió, yo siempre... S-siempre estuve bien con su compañía y esto es una mierda.

─¿Realmente lo amabas o solo estabas enamorado de su estabilidad?

─¿Qué?

─Te alejaste de Changbin porque ya no era estable, no era el adulto responsable de ambos, y por ende, no te podía cuidar ─la mirada perdida de Felix le hizo suspirar por milésima vez en el día─. Buscaste alguien que te brindara esa sensación de seguridad. Y si puedo ser sincero, no sé qué tan mal esté eso.

Felix no lo entendía, realmente no. ¿Es que acaso solo era un caso de negación? ¿Su cerebro intentaba engañarlo porque se había equivocado y no deseaba aceptarlo?

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