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Todo seguía igual que siempre.

Los sofás no habían cambiado de lugar, los ventanales seguían abiertos, a pesar de que corría un poco de viento afuera, hay luz iluminando cada rincón de su casa, de su hogar, y claro, el infaltable olor a manzana y canela que sus papás aman. Ellos están allí, ambos sonreían y fue inevitable que Donghyuck lo hiciera también, incluso tuvo que bajar la mirada, porque todo se sentía tan cálido que parecía irreal.

Avanzó a paso lento y dejó caer la pequeña mochila con sus pertenencias que tuvo que utilizar en el hospital, ya no la necesitaba. En su pecho había una sensación tan nueva que le asusta tanto como le emociona.

─No pensé que volvería aquí...

Taeyong suspiró y le dio un suave apretón en el hombro que fue más reconfortante de lo que pensó.

─Siempre has estado aquí.

Donghyuck sonrió, él siempre sabía qué decir.

─Sí, toda la razón ─movió su cabeza de arriba hacia abajo y atrajo a Ten para darle un fuerte abrazo a ambos─. Siempre he estado aquí, pero con ustedes.

Sus padres sonrieron y Donghyuck recordó entonces que su hogar es mucho más que una puerta y dos ventanas, más que el calor de la estufa, el espejo gigantesco que hay en la sala, las plantas y decoraciones que los tres se encargaron de poner por igual. Su hogar son ellos, sus sonrisas, la calidez de sus abrazos y los besos en la frente que lo han tranquilizado desde que es un niño.

Permite que le besen el rostro y le hagan cosquillas, porque ambos sabían que así le sacarían una sonrisa y le harían olvidar la incomodidad, y también quitarían sus ojos que se iban de manera inconsciente hacia la puerta del baño.

La tarde pasa bastante rápido, Ten le hace chocolate caliente, mientras Taeyong busca una serie que pudiera entretenerlos lo que quedaba hasta que oscurezca. Aunque, lo más probable, es que no la acaben, porque los tres son pésimos para las rutinas; ellos necesitan moverse porque lo llevan en la sangre y Donghyuck se aburre bastante rápido. Tanto que, en un pestañeo, sus padres lo están mirando con ojos divertidos porque había cambiado el capítulo de la serie antes de que pudiese acabar.

─¿El final no es predecible? ─pregunta para excusarse por su actuar─. En todas las series románticas sucede lo mismo. Al comienzo no pueden amarse por razones tontas, y cuando deciden formalizar, ¡Tiene que suceder algo!

─No en todas...

─De hecho, Hyuck tiene razón ─Ten rió, mientras asentía con su cabeza.

Pero Taeyong no estaba de acuerdo y era bastante obvio que los tres se iban a sumergir en un debate que podría durar el resto de la noche.

─Por supuesto que no, hay series y películas románticas que son buenas y no pasan por ese cliché tonto ─Taeyong dijo bastante seguro de sí mismo, hablaba como si fuese algo de vida o muerte y es aquéllo que siempre le hacía reír al otro par─. Diferente es que a ustedes les guste ver lo mismo todo el tiempo.

─Ay, corazón, pero es que a ti te gustan las cosas trágicas y que te dejan llorando un invierno completo.

─No me llames "corazón" cuando estamos teniendo una discusión ─lo señaló con el dedo índice, al igual que un niño discutiendo con un adulto.

Ten soltó una carcajada que resonó en las cuatro paredes de la sala de estar.

─¿De qué discusión hablas ahora?

Ellos entraron a su mundo de enamorados, uno donde solo existen los dos y el amor sigue flotando en el aire como el polen en primavera y los copos de nieve en invierno. Donghyuck se ha preguntado muchísimas veces cuál es el secreto para amar tanto a una persona por un tiempo que es ilimitado, porque ve a sus padres y suena irreal que se amen desde que tienen quince años, desde que ambos eran unos niños. Ellos ni siquiera sabían lo que era el amor cuando ya se estaban amando. Así que, para un chico como Donghyuck, que absolutamente todo ha sido pasajero en su vida, es una duda que nunca se puede resolver.

Stray BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora