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Los días fueron pasando, aunque no sabía cuántos con exactitud

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Los días fueron pasando, aunque no sabía cuántos con exactitud. Me guié por la luz del sol y la luna que aparecieron en un determinado momento, y mi lógica me hizo poder contar mejor el tiempo pasado.

Me sacaban del dormitorio, para llevarme al gran comedor y encontrarme con Jaehyun en los desayunos y almuerzos. En las cenas comía yo sola en “mi habitación”, donde traían una bandeja con porciones medianas.

Jaehyun nunca comía nada sólido, solo tomaba el líquido oscuro de una copa, con sus dedos rodeando el vidrio con delicadeza y su muñeca haciendo un movimiento elegante cada que lo llevaba a sus labios. Siempre sentado en el lugar principal del comedor, conmigo a su lado.

Tampoco es que yo haya intentando sentarme en algún lugar más lejos, ahora que lo pensaba.

Casi no hablábamos, yo me mantenía en silencio la mayor parte del tiempo posible, y él solo me preguntaba si había dormido bien o si estaba contenta con la comida, mi única respuesta era un tímido “sí”, Jaehyun no insistía y parecía satisfecho con que al menos le diera esa respuesta.

A veces venía en la madrugada, y se sentaba al lado mío en la cama, a una distancia prudente. Me preguntaba sobre lo que soñaba, pareciendo genuinamente curioso por lo que pasaba en mi cabeza una vez que quedaba inconsciente.

Sus ojos entrecerrados y amables me asustaban, pero de igual manera le contestaba con sinceridad, ya que no tenía ninguna otra respuesta; Pesadillas. Cada noche tenía pesadillas. Él solo asentía y volvía a irse, diciéndome que descanse.

Nunca se pasó de la raya, tocándome solo la mano o la mejilla, escuchándome con atención. No entendía qué era lo que quería, pensé que iba a abusar de mí al primer momento, pero nunca pasó, ni dio indicios de querer hacerlo.

¿Cuál era el objetivo de tenerme?

Luego creí que se estaba aburriendo, que no era divertido tenerme porque yo no hablaba, ni me quejaba y mucho menos luchaba.

Pero estaba tan equivocada.

Volví a salir de la habitación, en compañía de Mujer 2. Era hora del desayuno, temprano en la mañana cuando el sol empezaba a calentar las calles. Yo estaba con una polera ancha y un buzo negro, con las mismas pantuflas.

Cada vez que salía de la habitación me fijaba disimuladamente los pasillos y puertas por las que pasaba, pero todavía no había encontrado cuál era la puerta de salida, el camino hacia el comedor no pasaba por ahí.

—Buen día. —Jaehyun me saludó al verme entrar.

—Buenos días —murmuré mirando el espacio, habían abierto los ventanales hoy. Siempre estaba tapado con cortinas gruesas, pero ahora entraba la luz del sol e iluminaba todo. Miré a Jaehyun, quién también estaba iluminado por el sol, su piel pálida brillaba saludablemente.

La luz del sol no le quema ni hace que su piel brille como si tuviera diamantes incrustados. Bien, otra cosa descartada. 

—Ven conmigo—Se levantó y me hizo un ademán para que lo siguiera, miré por un momento a Mujer 2, que se había quedado quieta detrás de mi, sin intenciones de volver a moverse, y empecé a caminar en dirección a Jaehyun. —Hoy desayunaremos en el jardín.

Abrí más mis ojos, sin palabras por su repentina decisión de cambiar de lugar.

Así que había un jardín, ¿eh?

Pasamos por unas puertas traseras del comedor, el viento y olor a pasto me golpeó, poniéndome nostálgica de alguna manera porque me había acostumbrado a estar rodeada del olor a madera de su casa.

Estaba muy bien cuidado, el pasto verde y vivo con algunas flores en las esquinas, pequeñas y grandes, pero todas combinadas y brillantes, y una mesita con sombrilla en medio, junto a dos asientos y postres encima.

Podía entender por qué no me había dado cuenta hasta ahora que existía un jardín, las ventanas siempre estaban trancadas, como si estuviera en una cueva. Solo podía ver si era de día o noche cuando la luz pasaba por debajo de las cortinas de mi habitación, dado que me prohibieron acercarme. Eso me había llevado a pensar que Jaehyun era intolerante al sol, pero al parecer solo quería fingir ser un ermitaño.

—¿Te gusta? —me preguntó cuando me quedé mirando su jardín. Asentí. —Me alegro—Recorrió una de las sillas y estiró su brazo con su mano extendida a mí. Tragué saliva y puse mi mano encima de la suya, poniéndome nerviosa ante el contacto de su piel con la mía.

Me jaló suavemente y me senté en el asiento que él había recorrido para mí.

Se sentó en frente mío.

—Empecemos. —dijo y llegaron dos mujeres de la cocina, empezando a servir. Lo que me sorprendió más fue que sirvieron té en dos tazas, y lo pusieron en frente de nosotros, junto a unos bollos de azúcar. Jaehyun inclinó su cabeza, invitándome a comer, y así lo hice, mirando con atención la pequeña taza de porcelana. —Me gusta tener todo así –empezó, girando la cucharilla en su taza —, bien cuidado.

Vi con mi boca entreabierta cómo comía un pedazo de bollo de azúcar y lo pasaba por su garganta como si nada, dejando rastros casi irreconocibles de azúcar en las esquinas de su boca rosada.

-—¿Sorprendida? —asentí, y Jaehyun soltó una corta risa —Puedo comer la comida que comen ustedes, sin embargo no sabe a nada para mí. Es como si ahora estuviera probando aire. —aclaró, tomando un sorbo de su té.

—¿Pero por qué no tomas sangre? — Pregunté todavía sorprendida, viendo como dejaba el bollo de azúcar en su platillo, con un pedazo faltante.

—Creí que sería bueno cambiar un poco nuestra dinámica, sé que te sentías incómoda viéndome tomar sangre.

Fruncí mis cejas levemente, ¿por qué le importaba si me sentía incómoda con eso?

Empecé a comer con lentitud, fijándome más en como él lo hacía que en lo que yo tragaba. Y él actuaba como si de verdad estuviera degustando, una completa farsa.

—No entiendo… —murmuré — ¿Por qué te importaría si me siento incómoda? —saqué la pregunta de mi cabeza.

—Porque eres mi muñeca, Leia. —Dijo con simpleza —¿Crees que me gustaría verte aterrada todo el tiempo? Claro que no, quiero que te sientas cómoda aquí, conmigo. Y estamos avanzando, aunque lentamente, si te sigues comportando de manera obediente como hasta ahora, te daré más libertades por la casa. Pero debo saber que puedo confiar en ti, y que no me traicionarás. —tomó otro sorbo —tienes que ser una buena muñeca.

Una buena muñeca.

Una buena muñeca

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N/A

gente, me estoy aguantando de subir todo rápido porque ya tengo hasta el capítulo 12 editado y bien horneado, pero el plan siempre es dejar con la intriga.

Estoy subiendo éste más antes pq estaba editando el 12 y me emocioné aaaaa.

gracias por leer <3

FAVORITE | Jung Jaehyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora