"Uno de mis deseos más grandes fuiste tú, y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir."
Fue interesante la manera en la que nos conocimos, no voy a negarlo, ¿quién se lo imaginaría?. Único y especial, como todo lo que tenía que ver con él.
Y el tie...
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Abrí los ojos lentamente, sintiendo el sol tocar mi cara. Las sábanas estaban encima de mi cuerpo, dándome calidez, como si estuviera encontrándome en una buena mañana.
Bostecé, volteando en la cama y encontrando el otro lado con las sábanas destapadas. Pestañeé recordando lo último de anoche, Jaehyun se había quedado conmigo dentro de la cama, agarrando mi cintura.
Me senté en la cama, mirando mis manos, notando la sangre en mi piel y mis uñas.
Quité la sábana de mi cuerpo, notando más sangre seca y marcas moradas combinadas con verde.
Acerqué mi mano a mi nariz, sintiendo el olor a metal. Miré nuestra ropa tirada en el piso, en diferentes lugares.
Sabía que esa sangre no era mía.
—Ya estás despierta— Jaehyun apareció, con su cabello despeinado, una polera y unos cortos sueltos. Era lo más normal que lo veo desde que lo conocí. Seguí mirando el piso, escuché sus pasos acercarse y la cama hundirse a mi lado. —¿cómo dormiste?— me encogí de hombros. Sentí su boca en mi hombro, dando cortos besos. Respiró profundo. —Finalmente...
—¿Qué?— giré mi cuello para mirarle.
—Finalmente hueles a mí— sonrió mostrando sus hoyuelos.
Su sonrisa no causó ninguna alegría en mi.
—Estoy con sangre— susurré cambiando de tema.
—¿Y te molesta?— él igual miró las manchas en mis brazos.
—Creo que me estoy volviendo loca— dije casi perdida.
—Lo hiciste bien— besó mi mentón, cerré los ojos ante el toque. —Eres una buena muñeca.
Abrí los ojos otra vez al escucharle.
Muñeca.
Mi cuerpo se tensó y él se alejó un poco, estático.
—Leia...
—Soy una muñeca— susurré volviendo a mirar mis manos. —Jaehyun, ¿mataste a mis padres?— sus cejas se fruncieron.
—No lo hice.
—¿Por qué debería creerte?— sus ojos analizaron mi expresión con detenimiento, y pasó una mano por su cabello, alejándolo de su frente.
—Leia... —no se veía decidido a continuar.
—Jaehyun, ¿por qué debería creerte? — insistí.
—No soy el único vampiro, Leia
Me quedé en silencio unos segundos.
—¿Qué?
—Eso, uhm... Hay más vampiros aparte que yo.
—¿Por qué nunca me lo dijiste?
—Nunca fue relevante, me gusta creer que soy el único, pero no es así. Viven en diferentes partes de mundo... creo.— apretó los labios.
