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Tosí por enésima vez raspando mi garganta, que de por sí ya estaba herida, en la acción

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Tosí por enésima vez raspando mi garganta, que de por sí ya estaba herida, en la acción.

Cerré mis ojos con el dolor cruzando mis facciones. Estaba segura que olía asqueroso, sin bañarme, lavarme los dientes y con mis fluidos al lado, que solo era orina. Me preguntaba cómo Jaehyun no había vomitado cuando vino a verme, siendo él tan pulcro.

No sabía si no habían notado las marcas en mis brazos o simplemente no les importaba, pero hasta el momento no me las trataron.

Si no moría de hambre, moriría por una infección.

Me habían traído la cena hace varias horas atrás, ignorada como siempre, aunque me sonaba tanto el estómago, estaba hinchado y unos retorcijones me hacían perder el aliento.

Supuse que era de madrugada cuando la puerta se abrió y Jaehyun entró con el ceño fruncido.

—Joder, Leia— se acercó a mí y miró la comida fría. —¿Hasta cuándo piensas estar así?— tosí otra vez sin intención de contestar. En un segundo estaba en frente mío, apretando mi mandíbula y obligándome a mirarle —Come— dijo en tono grave —de una maldita vez come.

—Me estás lastimando. —susurré.

—¿Ah sí?— apretó más fuerte, y gemí por el dolor en mis huesos. —¿No crees que te estás lastimando tú al negarte alimento?

—Enfermo.— sonrió de lado al escucharme insultarle.

—¿Qué?

Era una provocación.

—Eres un enfermo, Jaehyun— murmuré con rabia.

—Me halagas, gracias.

—Púdrete en el infierno.— el que pareciera divertirle me hacía enojar más.

¿Quién se creía para seguir burlándose?

—Si así lo quieres, te pudrirás conmigo.

Afirmó burlón, me soltó de golpe y yo caí nuevamente al colchón con un estirón de las cadenas. Sacó llaves de su bolsillo y con movimientos bruscos y sin cuidado me desencadenó.

Primero mi cuello y luego mis brazos.

—¿Cuándo te lastimaste?— preguntó mirando mis muñecas con marcas y sangre seca.

Ah, ahora lo nota, imbécil.

—Te vale mierda.— Entornó los ojos.

—Agradece que tengo mucha paciencia contigo, preciosa. Ya te hubiera destrozado la garganta.— Me agarró poniéndome en sus brazos. —Pon tus brazos en mi cuello. —ordenó con su voz haciendo eco, obedecí de inmediato, y sin saber por qué, apoyé mi cabeza en su pecho.

Estaba cansada.

Y Jaehyun no tenía ningún latido.

—Amo, ¿quiere que aliste la habitación de…?

FAVORITE | Jung Jaehyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora