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¿Qué se siente empezar a perder la humanidad?

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¿Qué se siente empezar a perder la humanidad?

¿Dejas de sentir?

¿O sí lo haces, pero ya no te importa?

Me hice esas tres preguntas al bajar al día siguiente, y ver a un chico limpiando la sangre seca del piso de madera a pocos pasos de la puerta principal, porque mi reacción no fue llorar ni querer escapar de Jaehyun.

Simplemente fruncí el ceño y me alejé de ahí sin mediar palabra.

Algunas personas me miraban juzgadoramente, no lo fingían ni evitaban mis ojos. Pero al momento de devolverles la mirada, ellos volteaban.

Caminé en silencio y con el peso de los muertos detrás de mí haciéndose más grande.

Más y más.

Encontré a Jaehyun donde sabía que iba a estar, su oficina.

Nunca había entrado aquí antes, aunque tuviera el permiso para hacerlo, siempre pensé que ese era el lugar de Jaehyun. Pero ya no me importaba.

Al verme entrar, el vampiro levantó sus cejas con sorpresa, ocultándolo rápidamente con una sonrisa ladeada.

—Muñeca.

—¿Qué hiciste con la chica?— pregunté seria poniéndome en frente de su escritorio, me miró con burla.

—¿Ahora te importa?

—Siempre me importó, fue por ella que estuve contigo anoche.— me crucé de brazos.

—Ambos sabemos que eso no es cierto—entrecerró sus ojos, y yo apreté mi mandíbula al no ser capaz de mentirle.

—¿Qué hiciste con la chica?— volví a preguntar, él se rió levemente y se encogió de hombros.

—Mejor ven aquí— fruncí el ceño, pero le hice caso y me acerqué a él rodeando el escritorio, al estar en frente, él giró su silla al costado para poder verme mejor, y agarró mi cintura, apretando suavemente. Me miró desde abajo. —¿Cómo dormiste?

Odié la respuesta que tuve que darle, porque fue sincera.

—Bien.

Su piel pálida brillaba con la luz del sol entrando por la ventana cerrada, Sus labios seguían pálidos y resecos. Incluso sus pestañas se veían largas y delicadas, haciendo una combinación bonita con sus cejas pobladas. Con una lentitud enorme, levanté mi mano y acaricié una de sus mejillas, solo viendo cómo mi piel también recibía la luz del sol presente. Él me siguió mirando fijamente aunque yo no lo hiciera, con respiraciones acompasadas y casi inexistentes. 

—¿Por qué?— susurré.

—¿Por qué qué?— preguntó embelesado por mis dedos tocando su piel.

—¿Por qué eres cómo eres?— creí que se enojaría o me lastimaría, pero sus ojos siguieron mirándome sin cambios, respiró profundo y llevó una mano a mi cara, tocándome igual que yo a él.

FAVORITE | Jung Jaehyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora