"Uno de mis deseos más grandes fuiste tú, y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir."
Fue interesante la manera en la que nos conocimos, no voy a negarlo, ¿quién se lo imaginaría?. Único y especial, como todo lo que tenía que ver con él.
Y el tie...
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¿Cómo podía haberse escapado? Si él la tenía vigilada todo el tiempo. O eso es lo que él quería creer, porque fue un pequeño desliz que provocó esta situación, solo se distrajo un poco, nada para preocuparse.
Pero las cosas no eran así con Leia.
Otra vez se había intentado escapar, y él se sentía profundamente herido, ¿Hasta cuándo lo iba a seguir lastimando? Él había empezado a desarrollar una especie de cariño por ella, pero le molestaba no recibir el mismo buen trato.
Enojo. Eso sintió cuando Sara le llamó con urgencia, para avisarle que la Señorita Kang había escapado por la ventana del comedor, pero, ¿Cómo lo contactó si no tenía el celular en mano?
Como se había repetido antes muchas veces, a Jaehyun le encantaba tener la delantera, y desde la primera vez que Leia agarró su celular, él lo supo. Fue un presentimiento, tal vez la desconfianza, que le hizo dudar, y cuando la vio tan callada y con culpa en sus ojos, no hubo duda de que había hecho algo malo. Así que dejó su celular varias veces en momentos al azar, y se fue a hacer algunos negocios. Porque sabía que habría algún feliz en cualquier momento.
Estaba en plena reunión, cuando su chofer entró a la sala de reuniones sin tocar, y antes de que pudiera decirle algo, sus ojos ya gritaban lo que había pasado. La sangre de Jaehyun hirvió al irse, y se volvió un volcán activo, al entrar a la casa, y efectivamente, no encontrarla. El aroma de Leia era fácil de seguir, por lo menos para él, así que no tuvo problemas en tenerla en la mira.
Y verla desde lejos, con una manta ajena encima de ella, que le llenaba de un aroma desconocido, lo enloqueció.
Sus muñecas debían tener únicamente el olor de Jaehyun sobre ellas, y más que nada; Kang Leia no podía oler a nada que no fuera él.
Fue más fácil aún encontrar al dueño de la manta, y lo convirtió en su primera víctima, rápido y sencillo, una abertura en su cuello y la sangre salía como grifo abierto. No tuvo tiempo de probarla como se debía, había asuntos más importantes. Le molestaba los disparos que lanzaban al aire los policías, así que se fue deshaciendo de ellos, uno por uno. Tuvo que lanzar uno de los cuerpos al paso de Leia para poder detenerla, pero no sirvió, la única realmente afectada parecía la chica a su lado, mas su muñeca volvió a emprender el camino para alejarse.
Quería alejarse de él.
En unos minutos, todos los policías eran montones de carne en diferentes lugares, la sangre olía fuerte, y consiguió distraerlo un segundo, pero él tenía un objetivo. Y ese objetivo se estaba alejando.
Sintió el rastro de miedo que dejó la que suponía era la amiga de Leia, y lo siguió como hormiga al azúcar. Eso, hasta que fue detenido.
—¡Qué sorpresa! — Una voz un tanto aniñada interrumpió su caza, y en la rama de un árbol, estaba aquel chiquillo que le había causado tantos dolores de cabeza, no le hizo caso, intentando volver a lo que hacía —Eh, hyung, es de muy mala educación dejar a alguien hablando.
