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Después de curarme y que yo me bañe y limpie completamente, con él sin mirar, volvimos a su cuarto. Ya estaba amaneciendo y los rayos de luz empezaban a iluminar el cuarto.

—Necesitas comer. —asentí rascando mi brazo, mis muñecas estaban puestas con vendas para que puedan curarse bien, igual que mi cuello tenía gasas. —Podemos ir a desayunar ahora, no falta mucho para que sea de día. —asentí otra vez, me miró fijamente, esperando a que respondiera como él tanto deseaba. Tragué saliva.

No tenía de otra.

—¿Me darán la comida de estos últimos días?— su comisura se alzó un poco al escucharme hablar.

—¿No te gustó?

—No me refiero a eso, sólo que... —dejé de hablar mirando las paredes empapeladas.

—Te darán lo que decidas, muñeca.— me indicó que caminara con él, y así lo hice, pero en vez de ir al comedor nos fuimos a su sala. Todavía seguía medio oscuro, así que las lámparas estaban prendidas, focos naranjas le daban más calidez. Me senté con él en el sillón de tres.

—¿Amo Jung...?— un chico del personal apareció y me miró con sorpresa, cortando lo que quería decir. Jaehyun carraspeó —D-disculpe, ¿quiere que les traiga el desayuno?

—Sí, lo de siempre.

El chico asintió y se fue, no sin antes darme una mirada más.

—¿Por qué me miran así?— murmuré viendo por donde se había ido.

—¿Quiénes?— preguntó Jaehyun desinteresadamente, agarrando una revista que había al lado de él.

—Tu personal— me miró —, todos actúan diferente.

—No esperaban verte.— fruncí el ceño con confusión —No esperaban verte aquí, o quizá viva, no lo sé. —agregó encogiéndose de hombros.

—... dijiste que no ibas a matarme.

—Y no lo pienso hacer, supongo que pensaban que tú te ibas a matar ahí adentro.

—Lo intenté y no funcionó.

Tal vez hubiera funcionado si tuviera más fuerza de voluntad, en vez de haberme dejado sacar de ahí como si nada.

—No hubiera permitido que suceda eso. —hizo una pausa —A lo mejor pensaron así porque ya pasó antes.

Agrandé mis ojos.

—¿Qué?— asintió, abultando sus mejillas, y pude notar un hoyuelo a cada lado bien marcados.

—Tuve una muñeca hace algunos años, que se suicidó ahí mismo. Se ahorcó con las cadenas.

—Espera, ¿estuvo dónde yo estaba?

—Exactamente ahí.

Dejé de mirarle y sentí nauseas. Lo dijo muy tranquilo, como si no le afectara en lo absoluto, y probablemente no lo hacía. Me alejé de él tapando mi cara con mis manos, intentando controlar las náuseas.

Ahora solo podía ver el cuerpo de una mujer sin rostro, con la cadena del cuello ahorcándole.

A lo mejor Jaehyun no era tan inteligente como creía, si alguien se murió ahorcándose con la mismas cadenas que me pusieron, yo también podría haberlo hecho.

—¿Cuántas personas murieron aquí?

—¿De verdad quieres saber eso, Leia?

Asentí.

—Tenemos un trato, necesito saber quién eres tú si quieres que esto funcione, de alguna ridícula manera, y no ponga resistencia.

—¿Entonces la amenaza a tu familia no fue suficiente?—quité las manos de mi cara y le miré fijamente, no quería sonar egoísta con lo siguiente que iba a decir, pero era la verdad.

FAVORITE | Jung Jaehyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora