FAVORITE | Jung Jaehyun

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¿Recuerdan que dije que a Jaehyun le molestó el que yo pase más tiempo con JaYoon?

Por supuesto que no lo hizo notar los primeros días, y yo creí que estaríamos bien de esa manera, cada quién en sus asuntos y sus rutinas.

Pero obviamente, con el paso de las semanas, su comportamiento cambió. Supongo que era muy orgulloso que no quería decirlo directamente, pero se notaba en la forma que me miraba, sus ojos decían todo.

Parece que yo había conseguido esa habilidad, poder leer lo que pasaban por sus brillantes ojos.

Fue 1 mes y medio después de que me dio la medicina, simplemente pasó por mi lado con dirección al cuarto donde estaba JaYoon.

Mis alarmas se prendieron, puesto que él no entraba ahí en lo absoluto, así que le tuve que seguir. Y cuando su mano ya estaba con la llave puesta, le hablé.

—¿Qué haces?

—Voy a matarla.

Supongo que me puse pálida, pero él me miraba desinteresadamente.

—¿Q-qué?

—Tu atención se fue a ella, se volvió un obstáculo que no pienso dejar pasar por alto.

Giró la cerradura, pero yo me abalancé sobre él, manoteando su mano.

—¡No!— grité —No la puedes matar.

—¿No puedo?— enarcó una ceja —Mírame.

Entré en pánico al verle intentar girar la cerradura otra vez, y le empujé con toda mi fuerza atrás, pero solo se movió dos pasos.

—Muévete, Leia. —gruñó haciéndome a un costado, pero me volví a poner en frente suyo. Quité la llave de la puerta y lo escondí detrás de mí.

—Hablemos...

—Hablaremos luego, ahora dame las malditas llaves— espetó, yo tragué saliva apretando con fuerza la llave entre mis dedos, y negué con la cabeza.

—No dejaré que la mates— tensé el cuerpo.

—¿No? ¿Y qué planeas hacer? Soy superior a ti en todo aspecto, puedo romper tus huesos.

—¿Y lo harás?— reté poniendo la frente en alto, aunque estaba casi meándome del miedo —¿Me matarás, Jaehyun?

Su mandíbula se tensó, y casi pude sentir cómo apretaba los dientes.

Estaba en desventaja, como siempre, pero tenía que hacer lo que sea para evitar que la mate, ella no lo merecía.

Pensé que iba a agarrar otra vez la llave de detrás mío, pero sujetó mi cintura, y empezó a empujarme hacía atrás por el pasillo, hasta que nos alejamos de la puerta y mi espalda chocó contra la pared. No me dijo nada, solo se quedó mirándome mientras seguía con su mano en mi cintura, y cuando sus dedos empezaron a encajarse en mi piel, un quejido salió de mi boca.

Su otra mano fue a parar a mi cuello, donde también apretó.

Me mantuve quieta, todavía agarrando la llave detrás mío, sintiendo el dolor en dos zonas diferentes de mi cuerpo.

Sabía que si agarraba sus manos para intentar alejarlo, la llave caería y él la tomaría.

Sus dedos apretaban con fuerza mi cintura, mientras sujetaba mi cuello para evitar que me moviera. Un sollozo salió de mi boca, él no paraba y yo había cerrado los ojos con fuerza.

Y finalmente me soltó, mi espalda resbaló por el piso hasta que quedé sentada, con lágrimas bajando por mis mejillas, él se puso de cuclillas y se acercó a mi oído.