“Si te beso en este calor, todo se hace una tormenta.”
Mi madre siempre me dijo que la felicidad era solo un estado corto de ánimo, no podía esperar estar todo el tiempo motivada porque era imposible, y que gracias a los momentos tristes, era que podía apreciar los felices y diferenciarlos.
Aún así, no le hice caso y busqué la felicidad eterna, porque, ¿quién quiere sufrir y llorar por pena y dolor?
No quería sentir dolor porque mi amiga dejó de hablarme, porque fallé en mis notas, mis papás me gritaron o simplemente porque me sentía mal.
No.
Yo buscaba estar con una sonrisa todo el día, de buen humor, dispuesta a hacer mis deberes y poder llevarme bien con todos.
Y por eso creía que la Universidad iba a ser una de las mejores etapas de mi vida, porque ya podía tener un poco más de libertad, haría muchos amigos, contactos, y estudiaría la carrera que me gustara para trabajar en eso en un futuro.
Uno nunca sabe lo que le espera a la vuelta de la esquina.
O en un callejón.
Es por eso, que creía que luego de tantos eventos por los que pasé, finalmente había encontrado mi felicidad junto al vampiro.
Me movía con lentitud junto a él, en un vaivén suave que relataba entre susurros las palabras que no nos estábamos diciendo.
Y mientras lo miraba a los ojos, a la vista de todo el personal, me pregunté cómo nos veíamos. Me pregunté si era tan tóxico desde afuera, a pesar de que nosotros lo sabíamos y nos habíamos enceguecido, para no sentir dolor.
¿Qué tan jodidos estamos para los demás?
En un lugar alejado, apartado de lo que se conoce como el mundo humano, estaba una casa.
Deplorable, con grietas y partes de pintura desprendiéndose en varias zonas en medio de pasto seco, ventanas rotas, basura y puertas flojas.
Aunque, si pasabas el portón oxidado y chirriante bajo su permiso, encontrarías otra cosa. Una casa descomunal, con el jardín brillante y las paredes dando la impresión de que fueron recién pintadas.
Ventanas cerradas, sí, porque a él no le gustaba que nadie vea lo que pasa adentro, pero con una luz amarillenta que daba calidez que salía del interior, avisando que se encontraba habitada.
Y si te acercabas un poco más, podrías escuchar una preciosa música sonando, instrumentos de cuerda en armonía, creando una melodía que le daba al ambiente un aire antiguo.
¿Qué era lo que había en el gran salón?
Dos sombras unidas como uno mismo, bailando al son de los violines y chelos.
ESTÁS LEYENDO
FAVORITE | Jung Jaehyun
Fanfiction"Uno de mis deseos más grandes fuiste tú, y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir." Fue interesante la manera en la que nos conocimos, no voy a negarlo, ¿quién se lo imaginaría?. Único y especial, como todo lo que tenía que ver con él. Y el tie...