"Uno de mis deseos más grandes fuiste tú, y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir."
Fue interesante la manera en la que nos conocimos, no voy a negarlo, ¿quién se lo imaginaría?. Único y especial, como todo lo que tenía que ver con él.
Y el tie...
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“Viniste a mí como una fiebre, y me destruiste.”
El regreso a la casa fue tenso, yo seguía callada, y por más que Jaehyun intentó tranquilizarme, no lo logró. Hasta entrar, él me miró y abrió la boca para volver a hablar, pero lo interrumpí.
—Quiero estar sola— mi voz sonó seca, y él asintió apretando sus labios.
Vi su titubeo por tocarme, pero se resistió y se fue por otro pasillo.
Y tal vez, hubiera sido mejor que no se vaya.
Subí al dormitorio a encerrarme, y ahí en la soledad, las voces en mi cabeza comenzaron a atacarme.
Fue tu culpa.
Eres un monstruo.
Lastimaste a los que te amaban.
Asesina.
Tapé mis oídos con fuerza, pero las voces venían desde adentro, no había manera de callarlas. Y como en mis sueños, vi flashes de las paredes llenándose de sangre, escuché los gritos de Sakura, los balazos de los policías, y volví a oler la sangre.
Estaba en todos lados, y era tan doloroso reconocer con facilidad ese olor.
Quise despertar, me golpeé y lloré, traté de salir de eso, pero no era ningún sueño.
Asesina.
Dos, tres, siete golpes a mi misma, en un desesperado intento de dejar de escuchar.
Rasqué mis piernas con fuerza, tratando de quitar la sangre ajena de mi piel.
Encajé mis uñas una y otra vez mientras lloraba. Pero más sangre salía sin importar lo que hiciera.
Mi piel se abrió en diferentes lugares y no distinguí si la sangre era mía o seguía manchada por los cadáveres.
No importaba que me intente mantener fiel a mis principios, el mundo no cambiaba, solo me lastimaba por querer ser buena.
No podía proteger a nadie, aún sin Jaehyun, éstas cosas iban a seguir pasando, y yo no tenía ningún poder para cambiarlo.
Asesina.
Salí del cuarto con las lágrimas tapando mi visión, me tambaleaba y mi respiración era errática. Hice una parada antes de llegar al otro cuarto.
Abrí la puerta y la azoté de golpe, sorprendiendo a JaYoon.
—Leia, ¿qué pasó? — preguntó preocupada.
—Lo intenté— dije entre hipidos acercándome a ella, me tiré de rodillas al piso —Lo intenté JaYoon, pero ya no puedo.
—Todo va a estar bien, Leia…
—No es cierto, nada estuvo bien desde un principio y yo intenté negarlo, pero ya no doy más, debo enfrentar mi realidad.
Ella se veía seriamente confundida por mis acciones, sus ojos seguían opacos, y supe que nunca podría ver el brillo en ellos.
