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Jaehyun llegó ese día de repente, con el ceño ligeramente fruncido y la preocupación en sus facciones

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Jaehyun llegó ese día de repente, con el ceño ligeramente fruncido y la preocupación en sus facciones. Yo le sonreí fingiendo que no había pasado nada, pero él sabía que sí, me di cuenta porque agarraba mi planta en una mano. Entonces había visto el cambio de color cuando Cecilia vino.

Por lo triste y enojada que me sentí cuando ella me dijo puras verdades que no quería aceptar.

Aunque no le dije nada y le aseguré que me dormí sin querer y tuve una pesadilla, él buscó la verdad por su cuenta. Y no volví a ver a Cecilia desde ese día.

Jaehyun me dijo que la había enviado a atender algunos asuntos en Europa, que estaría lejos unos meses, pero me aseguró que volvería, así que me quedé un poco tranquila. Aunque mis ojos juzgaban a Sara cada vez que pasaba por mi lado, porque sabía que la habían delatado.

Tal vez si Cecilia no hubiera tenido esa conversación conmigo e igual se hubiera ido, yo le hubiera rogado a Jaehyun que la traiga de regreso. Pero las palabras de la mujer habían dejado una espina en mi corazón.

Y pasaron tres semanas en las que Cecilia se fue por órdenes de Jaehyun.

—¿Vamos a pasear? — preguntó él una tarde, estábamos en la sala, yo leía un libro antiguo y él estaba mirándome en silencio, tenía mis piernas encima de sus piernas relajadamente.

—¿Pasear? — respondí con otra pregunta, él asintió.

—Hay un lugar por aquí al que me gustaría llevarte.

—¿Hay más en este lugar que solo tu casa?

—Te sorprenderías de las cosas que puedes encontrar, muñeca.

Y así, media hora después, con ropa abrigada para mí, salimos. Sin necesidad del chofer o auto, Jaehyun indicó que iríamos a pie.

Caminamos bastante rato, nuestros dedos entrelazados y en un silencio cómodo, a veces me decía ciertas cosas y yo le respondía igual. Esquivamos el bosque, no deseaba pasar por ahí luego de lo que pasó.

Por la carretera pasaban autos cada tanto, camiones más que nada.

—No sientes frío, ¿no? — pregunté mirando arriba, para encontrarme con sus ojos, él negó con la cabeza.

—Siempre estoy a temperatura ambiente— bromeó sacándome una risita.

—¿Y si te meto a un congelador industrial solo con ropa interior? — volteó a mirarme, sus ojos achicándose con diversión.

—¿Quieres ver si muero o me estás diciendo que quieres verme en ropa interior otra vez?

—Lo segundo, quizá— me encogí de hombros, sus hombros se movieron al reírse.

El cuerpo de Jaehyun era totalmente envidiable y deseable, su blanca piel, su abdomen trabajado y sus brazos definidos te hacían babear. Él sabía muy bien lo que tenía y le gustaba presumirlo.

FAVORITE | Jung Jaehyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora