"Uno de mis deseos más grandes fuiste tú, y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir."
Fue interesante la manera en la que nos conocimos, no voy a negarlo, ¿quién se lo imaginaría?. Único y especial, como todo lo que tenía que ver con él.
Y el tie...
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Ya estaba bastante lleno y movido, las pocas personas que habían al entrar se multiplicaron por cien y se notaba en el aire.
Pasé con dificultad por toda esa gente que bailaba con alegría, tragos en las manos y cigarros en sus bocas.
—¡Hola, eres muy linda! ¿No quieres un trago? —una chica más baja que yo se puso en frente de mí con una botella, por alguna razón no desconfié porque se veía bastante amigable, y no pude pensarlo bien, así que asentí y me tendió la botella. Le di dos largos sorbos al tequila y ella me sonrió dándome un rápido abrazo —Si quieres, estamos en esa mesa con mis amigas.—me señaló a chicas que me saludaron de lejos, también las saludé e intenté sonreír—. Siempre es más divertido cuando estás con mujeres.
—Gracias, lo pensaré— asintió y se fue tan rápido como apareció.
Miré un par de segundos la mesa donde me señaló, y sentí nostalgia y tristeza al ver a chicas divirtiéndose juntas, disfrutando la noche.
Seguí caminando y el mareo por la combinación de shots volvió a golpearme, me tambaleé a un lado y choqué con un chico que bailaba y se tropezó conmigo.
—Disculpa, ¿estás bien?— asentí estabilizándome en mis tacos, sintiendo mareos.
—No te preocupes. —Me miró de arriba a abajo.
—Vaya, eres preciosa, ¿recién llegaste?— su tono se volvió coqueto.
—E-estaba en la zona vip— teníamos que hablar fuerte por el volumen de la música, casi gritando.
—¿No quieres ir a una zona más vip? Como mi casa —me alejé un paso, disgustada.
—En realidad estoy yendo al baño, gracias — me di media vuelta, encontrando la señal de baño de mujeres.
Entré con alivio aunque oliera un poco mal, había dos chicas viendo la pantalla de su celular y hablando en voz baja.
Las ignoré entrando a un cubículo, cerré la puerta e hice mis necesidades, sintiendo el alivio inmediato en mi vejiga. Me limpié y arreglé el vestido para que no se vea nada más de la cuenta.
—Súbele volumen, no escucho. — dijo una de las chicas de afuera, cuando las escuché.
Solté el agua y quité el seguro de la puerta. Salí a lavarme las manos, tomando un poco de jabón líquido.
—¡Ah, malditos anuncios!— exclamó una de ellas. —¡Y es uno nacional todavía!
—Deberías pagar premium.
—Dame dinero y lo pago.
“Pedimos de nuevo, que cualquier información o pista que puedan dar será de mucha ayuda, ya pasaron tres días y el caso sigue estancado, es de suma urgencia poder encontrar al culpable"
