Maya Walker
Hablar con Michael ha hecho que me calme un poco pero supongo que no puedo ignorar la realidad por siempre.
Miro el teléfono y me encuentro con varias llamadas perdidas de mis amigas y una notificación de clase.
—Genial, un cero—Comento enseñandole el teléfono a Michael, para que vea el email del profesor donde muestra su descontento porque he dejado el examen a medio hacer.
—Que le den—Me responde.
—¿Tú no has hecho el examen?—Le pregunto recordando como me lo he encontrado en el baño y tampoco recuerdo haberlo visto en clase.
—No valía la pena—Niega. —Ese hombre lleva todo el curso fastidiandome—Suspira. —Ni siquiera sabe mi nombre, creo que me ha llamado por todos los nombres posibles que empiezan por la misma letra que el mio, pero ninguno de ellos era el correcto.
—No es muy buena persona que digamos—Le comento. —Le expliqué...—Respiro hondo. —Le expliqué que día es hoy para ver si podía no ir a su examen y me dijo que ese no era su problema.
—Es un capullo, no creo ni que tenga sentimientos—Niega. —Creo que no ha sonreído ni una vez en todo el curso—Añade y me río levemente.
—No, al menos yo no lo he visto—Niego y se ríe asintiendo, antes de levantarse. —¿A dónde vas?
—¿Te apetece comer algo?—Pregunta. —Aún queda un rato para ir a ver a Spencer—Murmura. —Bueno, no sé, si vas a ir, yo...—Murmura de nuevo algo nervioso y no puedo evitar sonreír pues me gusta ver como se preocupa pero sin intentar entrometerse por si me molesta.
—Sí que voy a ir—Asiento. —Me irá bien—Añado y él asiente antes de que se cree un pequeño silencio entre nosotros. —Además, la verdad es que me apetece comer algo—Añado levantándome y me sonríe levemente.
Salimos del parque mientras andamos uno al lado del otro, aprovecho ese momento para mandar rápidamente un mensaje a las chicas para decirles que estoy bien y después vuelvo a guardar el teléfono.
—Hay un sitio por aquí cerca donde hacen unas pizzas buenísimas—Me comenta y veo como mira a su alrededor, como ubicándose.
—Genial, pues vamos—Le sonrío y él asiente.
Unos minutos más tarde llegamos a un pequeño local, donde destaca la decoración en un estilo que quiere imitar a Italia, algo típico en ciertos restaurantes así.
—¡Michael!—Un hombre mayor llama al chico de mi lado y este sonríe levemente antes de saludarlo.
—Hola John.
—Hacía días que no te veía por aquí, ya te echaba de menos—Bromea el hombre y el pelirrojo le sonríe de nuevo.
—Sí... No voy muy sobrado de dinero estos días—Murmura y hace una ligera mueca antes de centrarse en mí. —Ella es Maya, viene a comer conmigo—Informa.
—Hola—Saludo y él hombre me sonríe.
—Ya era hora de que trajeras a alguien, siempre vienes solo por aquí, me preocupas—Le dice John.
—Estoy bien, no tienes que preocuparte—Michael niega. —¿Tienes una mesa para nosotros?
—Claro, para tí siempre tengo sitio—Responde. —Seguidme—Añade y lo hacemos.
El hombre nos guía hasta una mesa cerca de la ventana y le sonrío levemente cuando deja los menús encima de la mesa y se aleja.
—Parece que vienes mucho por aquí—Comento.
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Perfectamente imperfectos
RomanceTodos tenemos nuestros secretos, pero ¿qué pasa cuando tu secreto mejor guardado es descubierto por alguien con quien ni siquiera hablas? ¿Qué pasa si quien menos te lo esperas, es quien mejor te comprende? Maya siempre ha sido de las chicas popular...