Maya Walker
Una vez que he terminado de arreglarme me miro en el espejo y sonrío levemente, no siempre dedico tanto tiempo en arreglar mi pelo y en maquillarme pero la ocasión lo merece y la verdad es que verme así me hace sentir bien.
Hace un rato Bianca me ha escrito para informarme de la hora en la que pasarán a buscarme.
Mientras espero que sea la hora, me entretengo con el teléfono en un intento de llenar mi mente con otra cosa que no sean los nervios que tengo por esta noche.
No tengo ni idea de que es lo que ha preparado Bianca pero quiero confiar en que no será nada que me incomode demasiado ya que no quiero acabar huyendo de mi propia fiesta.
Mi teléfono vibra entre mis manos, dejándome saber que mis amigas han llegado.
Me miro una última vez en el espejo como para confirmar que todo está bien y después recojo las últimas cosas antes de bajar.
—Maya, estás genial—Comenta Bianca al verme. —Me encanta el vestido—Me sonríe. —Te queda muy bien con tu color de pelo.
—Gracias—Le sonrío. —Tu también estás muy guapa—Añado haciendo que me sonria antes de pasar su mano por su pelo negro que hoy lleva totalmente liso. —Me gusta mucho cuando llevas el pelo así, te favorece—Añado lo que la hace sonreír más aún. —¿Dónde está Lucy?—Pregunto al no verla.
—La he dejado en la fiesta—Me comenta y hago una ligera mueca de confusión. —Está asegurándose de que todo esté bien, si organizo algo lo hago bien, no puedo permitirme fallos—Añade y asiento.
—¿Me vas a decir ya donde es la fiesta?—Pregunto curiosa. —Porque no me has contado nada y no sé qué esperarme.
—Lo verás cuando lleguemos—Me dice y suspiro. —No suspires—Me riñe y me río antes de seguirla para subir a su coche.
Bianca conduce durante un cuarto de hora aproximadamente, mientras yo me dedico a ir mirando por la ventana en un intento de descubrir a dónde me lleva.
—Bianca—Murmuro al ver donde estamos cuando detiene el coche.
—¿Qué?—Pregunta como si no entendiese.
—No me digas que vamos ahí—Le digo observando el edificio que se trata de uno de los hoteles más famosos de la ciudad, cuando la miro, me sonríe inocente. —Te dije que no quería algo ostentoso.
—No es ostentoso, es una fiesta en la terraza de un hotel—Comenta.
—En uno de los hoteles más famosos de la ciudad—Le recuerdo.
—¿Y?—Pregunta. —Ya lo verás, te va a encantar—Me sonríe antes de bajarse del coche. —Además, que sea famoso no quiere decir que sea ostentoso.
—Bueno, en cierta manera sí que quiere decir eso—Murmuro.
—Esperate a ver todo y luego ya juzgas—Me pide y yo asiento. —Venga vamos.
Suspiro antes de seguirla, no muy segura de ello.
Tenía pocas esperanzas de que Michael viniese a la fiesta, pero viendo el lugar al que me ha traído Bianca, mis esperanzas se han reducido a cero.
—¡Vamos Maya!—Me llama.
—¡Ya voy!—Le digo antes de llegar a su lado.
Atravesamos la puerta del hotel y cuando observo la recepción de este me quedo asombrada, por fuera ya parecía un lugar de alto nivel, pero una vez dentro, parece más impresionante aún.
—Bianca, te has pasado, esto es demasiado—Murmuro.
—No es demasiado Maya—Me mira. —Eres mi amiga, se que te mereces esto y más—Añade y le sonrío levemente antes de seguirla hasta el ascensor.
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Perfectamente imperfectos
RomantikTodos tenemos nuestros secretos, pero ¿qué pasa cuando tu secreto mejor guardado es descubierto por alguien con quien ni siquiera hablas? ¿Qué pasa si quien menos te lo esperas, es quien mejor te comprende? Maya siempre ha sido de las chicas popular...