Capítulo 18

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Maya Walker

—¿No te vas a casa Maya?—Me pregunta Bianca cuando ellas se dirigen hacia la salida y yo me detengo.

—No, no puedo—Hago una mueca.

—¿Por qué no? Hoy es lunes—Comenta pensativa como si intentase pensar en si hay algo distinto hoy.

—Lo sé, lo que pasa es que como dejé el examen del viernes casi en blanco, el profesor ha decidido que era buena idea castigarme.

—¿Qué?—Pregunta Lucy alarmada.

—Pensaba que eso de castigar a la gente que no hace sus exámenes, era mentira, pero parece que es cierto—Hago una mueca. —Así que me voy al aula de castigo ahora.

—Qué horror, este hombre es un idiota—Murmura Bianca y yo asiento un poco. —Te vemos mañana entonces—Añade y asiento.

—Hasta mañana chicas—Me despido y ellas me sonríen antes de irse hacia la salida.

Suspiro un poco y miro mi teléfono para buscar el mensaje que me mandaron sobre mi castigo, para así saber a qué clase tengo que ir.

Nunca he estado castigada y estarlo por un motivo así me parece realmente estupido.

Recorro los pasillos buscando el aula y cuando la encuentro, suspiro levemente y abro la puerta antes de entrar.

Siento como varias miradas se posan en mí y puedo ver ciertas personas que tienden a dar problemas en clase, así que supongo que para ellos es normal estar aquí.

Echo un vistazo a la clase en un intento de ver donde puedo sentarme y entonces veo un pelo rojo que conozco muy bien, por lo que me río levemente y voy hacía allí.

—Maya Walker—Me llama al verme. —¿Qué haces aquí?—Pregunta con diversión en su voz.

—Estoy castigada, al igual que tú—Respondo antes de mover la silla, para así sentarme a su lado.

—¿Te han castigado?—Pregunta curioso y yo asiento. —Eso no es posible—Murmura. -¿Qué clase de mundo es este si alguien como tú está castigado?

—Oh vamos—Me río. —Tu también estás castigado y no eres alguien que vaya buscando problemas.

—Lo sé, pero tu tienes cara de no haber roto nunca un plato—Se ríe.

—Tal vez si que lo he hecho—Lo miro.

—No, que va, puedo notarlo—Niega y me río negando con la cabeza. —Ahora en serio, ¿qué haces aquí?

—Me han castigado porque dejé el examen casi en blanco—Comento. —Y estoy bastante segura que tu castigo es parecido al mío, porque tu ni siquiera te presentaste.

—Tal vez estoy castigado porque he hecho algo malo de verdad—Me comenta con diversión, realmente parece que esta situación le parece divertida.

—No, para nada, eso no te lo crees ni tú—Me río levemente y él se encoge de hombros divertido, pero entonces me mira algo más serio.

—¿Cómo estás?—Pregunta, cambiando de tema.

—Estoy bien, hago lo que puedo con lo que tengo—Respondo y entonces un ruido me interrumpe.

La puerta se abre de golpe, dejando ver a una profesora con cara de pocos amigos, que nos observa y después se sienta en la silla.

—Hora de hacer silencio-Indica. -Pasaré lista, espero que todos los castigados estéis aquí, no me apetece tener que ir a buscar donde están los que faltan—Comenta sería antes de empezar a decir nombres.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora